El 31 de Diciembre de 2012 es el fin del mundo. A las 19 horas nos convertiremos en hologramas. Dejaremos de existir como seres que respiran y nuestras venas pasarán a ser haces de luces de colores, sin materia viva, sin movimientos autónomos.
Planos como el papel de fumar quedaremos transformados en ilusiones ópticas, piezas de coleccionismo del S. XXI sin más alma que unas rayas luminosas que parpadean en interferencias constantes.
Nuestro planeta dejará de moverse por pulsiones nerviosas y se convertirá en una inmensa bola de quietud lumínica.