Mientras trabajaba, el embalsamador de cuerpos pensó: "Después de haber pasado tanto tiempo viendo heridas de distinta gravedad en los muertos, aún no he aprendido a ordenar las que tengo dentro. A lo mejor son atemporales o su intensidad varía con el tiempo. O quizá creemos que lo mejor es estar muerto para no sentir, porque sentir se asemeja a sufrir."
Llegó a la conclusión de que sufrir te empuja a vivir de la forma más feliz posible porque terminas por saber lo que no quieres y en definitiva él estaba vivo.
El orden de su desgarro va en relación con esas cosas que no quiere, de modo que las suturas de las pequeñas llagas las cose con el hilo de la paciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario