sábado, 26 de febrero de 2011

Tierra y aire

A lo mejor es cierto que si cavamos y cavamos, podemos hacer un agujero por donde caer y colarnos en el mundo al revés, donde las bicicletas van por el aire y los aviones patinando sobre el hielo, donde las multas de tráfico son de chocolate y las sonrisas viajan en ascensor.
El gato Fuz vino de ahí abajo, al igual que los sueños revelados o las historias narradas de final a principio; como los besos articulados en mis extravagantes fantasías.
Aquí en la tierra firme, me quedo con el sabor de esa copa de vino alemán, tu miedo a los espíritus y la repatriación de mis fantasmas.

viernes, 25 de febrero de 2011

Sin título 6

Un abuelo contándole a sus nietos un cuento junto a la chimenea, un cachorrito mordisqueando una zapatilla, una sopa de estrellitas... eso es entrañable
Gracias por el sartenazo en la cara.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Un cuento para Alicia

Todas las noches antes de dormir, una niña llamada Alicia le contaba un cuento a su gato para que se hiciera un ovillo a su lado y ronroneara a ritmo de poesía.
Una noche, Alicia olvidó abrir el libro de fantasía y se quedó dormida sin haberle hablado a Fuz, (así es como se llamaba el minino) de aquellas ciudades perdidas llenas de gatos valientes y elegantes siamesas. Fue entonces cuando Fuz tomó el libro y lo abrió por la mitad, encontrando una increible historia de niños que no comprendían los temores de los mayores, y de cómo los primeros se sorprendían ante las contradicciones de los segundos, cuando en realidad la vida para aquéllos era muy sencilla.
Sin hacer ruido, como es costumbre en los felinos y más en los gatitos caseros, Fuz se tumbó junto a la almohada de la niña y suavecito comenzó a hablarle del miedo que los mayores tienen a sus propios rinconcitos, que en algunos casos se llaman inseguridades y en otras simplemente soledad, y que por muy oscuros que éstos fueran, siempre estarían iluminados por las velas de la gente que les quiere y sobre todo, por los grandes candelabros de sus propios corazones. Fuz quería a Alicia y sabía que por muchos rinconcitos oscuros que tuviera cuando se hiciese mayor, nada podría con sus ganas de amar y sonreir. 
Los gatos saben muchas cosas que los niños desconocen. Quizá por eso, siempre se enroscan entre las piernas de los más pequeños...

domingo, 13 de febrero de 2011

Delicatessen

Mercedes es una mujer de mediana edad, propietaria de una carniería en el centro de Madrid. Como cada sábado del mes, prepara con esmero bandejitas rellenas con las sobras de las ansias de la gente. En su tienda, los nervios y la tristeza se transforman en delicias curativas.

C.P. 3G8Q3J

El descaro del silencio me deja el  regusto agridulce de la distancia y con ella el olvido y con él la transformación. Deshago lo andado y cojo la otra calle, la que me lleva a un barrio sin memoria. Así que me armo de paciencia y me pongo mis mejores zapatos para caminar por sus aceras, con la calma, o lo que me queda de ella.

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