miércoles, 23 de febrero de 2011

Un cuento para Alicia

Todas las noches antes de dormir, una niña llamada Alicia le contaba un cuento a su gato para que se hiciera un ovillo a su lado y ronroneara a ritmo de poesía.
Una noche, Alicia olvidó abrir el libro de fantasía y se quedó dormida sin haberle hablado a Fuz, (así es como se llamaba el minino) de aquellas ciudades perdidas llenas de gatos valientes y elegantes siamesas. Fue entonces cuando Fuz tomó el libro y lo abrió por la mitad, encontrando una increible historia de niños que no comprendían los temores de los mayores, y de cómo los primeros se sorprendían ante las contradicciones de los segundos, cuando en realidad la vida para aquéllos era muy sencilla.
Sin hacer ruido, como es costumbre en los felinos y más en los gatitos caseros, Fuz se tumbó junto a la almohada de la niña y suavecito comenzó a hablarle del miedo que los mayores tienen a sus propios rinconcitos, que en algunos casos se llaman inseguridades y en otras simplemente soledad, y que por muy oscuros que éstos fueran, siempre estarían iluminados por las velas de la gente que les quiere y sobre todo, por los grandes candelabros de sus propios corazones. Fuz quería a Alicia y sabía que por muchos rinconcitos oscuros que tuviera cuando se hiciese mayor, nada podría con sus ganas de amar y sonreir. 
Los gatos saben muchas cosas que los niños desconocen. Quizá por eso, siempre se enroscan entre las piernas de los más pequeños...

3 comentarios:

  1. ¿sabes que los gatos se deprimen si sus dueños sufren cambios de humor? Así está el pobre Jean Pierre

    :)

    mua!

    ResponderEliminar
  2. MancantaoooooMiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaauuuuuu!!

    Yo tenia un gatito, FUS y una gatita llamada TA que bailaban el Foxtrot o " trote del zorro"................

    La Gata bajo la lluvia te manda 23Fuuuuuuusss

    ResponderEliminar

licencia

Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.