sábado, 13 de agosto de 2011

Fantasías de una metamorfosis

El hombre con el corazón de cristal se apoyó en la barandilla del paseo marítimo, bajo un frío sin colores. Miró largamente el agua salpicando los pilares del muelle y los peces apestosos que lo poblaban, sin más gesto que una mirada perdida en el tiempo. Hubiera dado cualquier cosa por tener la memoria de los mules o de las truchas o de los cangrejos; no recordar más que los últimos cuatro segundos de existencia y así poder olvidar su rostro, sus labios y el sonido de su risa. 
"Podría quitarme la ropa y los zapatos, saltar al agua congelada y bucear hasta perder el sentido. Lograr que me salieran branquias y escamas y esperar a que la suerte y un anzuelo me llevasen al puesto de pescado donde compras todos los martes por la mañana, me llevaras a tu casa envuelto en papel celofán, me cocinaras en ropa interior mientras bebes ese vino con el que tantas veces nos emborrachábamos y finalmente me comieras con las manos."

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