Te quiero porque no te puedo pronunciar aunque diga tu nombre mil veces,
porque tu piel está encima de tus huesos y debajo de mis manos,
así, como por un descuido.
Te quiero cuando presto atención a lo que piensas, no a tus palabras
y detrás de la garganta escondes lo que callas.
Y cuando se te caen las cosas o te vistes sin pensar, te quiero aun más.
Pero lo que más me gusta es que tengas ese reino de cosas enormes
dentro de un cuerpo tan pequeño.
martes, 3 de junio de 2014
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