Hermosas Cómplices de mi dictadura, las que me permitieron jugar a una partida en la cual inventaba mis propias reglas. Vísteis mi lado desgraciado y sin embargo seguísteis meciéndome en el cariño y el calor de vuestros senos llenos, turgentes... y yo me avergüenzo de mi conducta y dejo que la experiencia me ponga en mi sitio, que está al otro lado del puente. Los puentes... Maravillosas estructuras que permiten el avance y unen las dos orillas enfrentadas. En una estoy yo esperando; Por la otra se acerca un pelotón de fusilamiento dispuesto a atravesarme con balas de fogeo para asustarme de tal manera que del aviso aprenda a instaurar una democracia en la cual los conflictos se resuelvan entre las dos partes. Mi yo mandatario y absolutista ha sucumbido; Ya he elegido el ataúd.
miércoles, 16 de junio de 2010
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Ese final se merece un brindis: por las balas que no atravesaron y por los puentes que vendrán...chin chin ;)
ResponderEliminarBrindo con vino del bueno y en copaza de cristal sonoro.
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