miércoles, 16 de junio de 2010

La silueta del duelo

Lo que no me mueve me duele y lo que me mueve me duele aún más. Pero a diferencia del dolor que se clava en las fibras musculares (como unas agujetas insoportables) o el punzón que perfora el pecho y hace que el alma ruja de desesperación, este otro dolor es distinto. Es un arrebato que convierte en finas lonchas toda la rabia y la impotencia de no saber hacer mejor las cosas, y comérmelas después con una sonrisa envuelta en esperanza; Es recolocar los pesados libros de mi estantería, pero no por el tema o la importancia de la materia a tratar: Son libros de consulta ilustrados e intocables a los que acudo para entender mejor los sentimientos que me provocan las voces de mi interior; al sonido de fuera he aprendido a escucharlo desde una cierta perspectiva auditiva.
A este dolor lo mimo para que no deje de existir y lo incito para que me ayude a conservar la espalda recta...

1 comentario:

  1. Y cuando has repasado la estantería entera,
    y dado con el párrafo-remedio,
    sellas la úlcera con un cuidado casi ceremenonioso.

    Curioso placer el del dolor.
    ;)

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