La cabeza reducida de los Jíbaros no es en realidad un trofeo de guerra, ni siquiera el símbolo de la supremacía frente al enemigo, sino la alegoría de una caravana de recuerdos, la Llorona de Chavela que de tanto pensar y añorar se ha secado como una uva pasa.
martes, 20 de julio de 2010
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