Nuestros cabellos se enredan en el momento en el que asaltas mi carne indefensa. Me arrebatas mi sagre, lo más preciado que tengo y me ofreces a cambio un rostro enjuto, carente de afecto.
Paralizas mi contorno y mis ojos friccionan con el aire congelado de tu aliento, porque lo que recibo de tí es contrario a lo que me robas.
En medio de tan macabra escena, tus brazos me rodean fuertemente y por un momento creo sentir un hilo de calor que sale de tus venas preñadas del hurto.
Me dejé seducir por tus ojos delirantes de lascivia roja, del tormento que mostrabas ante la vulnerabilidad de depender de los demás para saciarte. Te amé con la locura de los amantes trasnochados. Te amé tanto que te regalé ríos coagulados.
Me encanta la obra y me regusta el texto.
ResponderEliminarBuen fin de semana tenga usted. ;*