martes, 3 de mayo de 2011

Acerca del licor

Besó el costado de su vaso de licor y a través del cristal observó el vaivén oleoso del líquido, recordándola sus propios pensamientos resbaladizos y pringosos.
Deseaba ebriedad y sentir su esternón abultado por las palabras que salen maceradas en alcohol, palabras de las buenas, de las que saben a tiempo y modo gramatical y que por el camino se frotan con los incisivos o se quedan colgando de la punta de la lengua.
No se limpió los labios tras el tercer trago. Dejó que el azúcar disuelto se quedara allí, a la altura del hueco.
Así saben mejor las ideas, pensó.

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