Ese olor a oreja perruna.
Tu lomito que desprende ternura.
La trufa negra y húmeda cuando jugueteas y caliente y seca cuando duermes.
Tus babitas de ganas de comer.
Malditos y maravillosos chantajes que mendigan un trozo de pan.
Tus abrazos con las pezuñitas para dentro, a la hora de dormir.
Ay, el aliento a cariño canino...
No te cambio por nada.
Te adoro, trufita
martes, 31 de mayo de 2011
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SURFER -
ResponderEliminarMuy tierno.
Sin duda alguna quien ama a los animales es buena gente.
Además de creer que sin duda se es buena gente, también decirte (ya con mi cuenta, antes no me dejaba) que no deja de sorprenderme tu ternura.
ResponderEliminarMe ha sorprendido gratamente tu ternura.