Tengo en mi vida una de esas personas con las que, por circunstancias hemos terminado entendiéndonos bastante bien, con la que nos aplicamos la denominada "confianza del desconocido" y con la que me siento muy cómoda hablando.
Pues bien, esta persona me ha ayudado a terminar de dar forma a una idea que me ronda por la cabeza y de la que ya he escrito aquí, pero que no he sido capaz de desarrollar; será que mi capacidad para explicar este tipo de sensaciones tan personales y abstractas está limitada...
Transcribo aquí lo que me ha escrito este fin de semana.
"Creo que lo de poner nombre a los sentimientos lo llaman por ahí "alfabertización emocional", habría que diferenciar entre emociones, sentimientos y relaciones interpersonales.
Aprender a nombrar las emociones es algo que enseña la inteligenica emocional y no está mal.
Pero otra cosa distinta es nombrar las relaciones interpersonales. Es por la seguridad psicológica por lo que necesitamos nombrarlas. Acotamos al nombrar y significamos desde nuestra conciencia, no desde la conciencia de la persona que escucha esa palabra.
Y de ahí las dudas y las inseguridades; lo hacemos para estar seguros y se convierte en palabras que mejor habría sido no escuchar. ¿A un amigo le tienes que decir que es tu amigo? ¿A alguien a quien amas tienes que recordárselo? Puede que al sujeto en cuestión no, pero para identificar la relación interpersonal con un tercero/a se hace uso del apelativo al que te referías.
Me gustaría que empezásemos a recurrir más a los sentimientos/emociones en vez de al apelativo cuando nombramos a las personas o cuando expresamos lo que nos provocan; los sentimientos que fluyen y nada más. Así sería todo mucho más bonito y no tan confuso, pero amiga, me temo que nuestra cultura ya aprendió del poder de las etiquetas y las usa, las usamos y las seguiremos usando. "
Transcribo aquí lo que me ha escrito este fin de semana.
"Creo que lo de poner nombre a los sentimientos lo llaman por ahí "alfabertización emocional", habría que diferenciar entre emociones, sentimientos y relaciones interpersonales.
Aprender a nombrar las emociones es algo que enseña la inteligenica emocional y no está mal.
Pero otra cosa distinta es nombrar las relaciones interpersonales. Es por la seguridad psicológica por lo que necesitamos nombrarlas. Acotamos al nombrar y significamos desde nuestra conciencia, no desde la conciencia de la persona que escucha esa palabra.
Y de ahí las dudas y las inseguridades; lo hacemos para estar seguros y se convierte en palabras que mejor habría sido no escuchar. ¿A un amigo le tienes que decir que es tu amigo? ¿A alguien a quien amas tienes que recordárselo? Puede que al sujeto en cuestión no, pero para identificar la relación interpersonal con un tercero/a se hace uso del apelativo al que te referías.
Me gustaría que empezásemos a recurrir más a los sentimientos/emociones en vez de al apelativo cuando nombramos a las personas o cuando expresamos lo que nos provocan; los sentimientos que fluyen y nada más. Así sería todo mucho más bonito y no tan confuso, pero amiga, me temo que nuestra cultura ya aprendió del poder de las etiquetas y las usa, las usamos y las seguiremos usando. "
Desde mi punto de vista, la conexión entre las orejas y el corazón debería tener menos filtros.
Yo personalmente seguiré intentándolo, que luego vienen los malentendidos y bastante tiempo he perdido ya en mi vida.
Que tengan un buen resto de año
Este escrito me ha hecho recordar algo que tenía por ahí anotado y que leí hace tiempo. Es de Jacques Lacan, psicoanalista francés, uno de los más grandes para mí. Ahí va:
ResponderEliminar"Cuando intento tomar consciencia de mí mismo, de mi existencia, me veo obligado a solicitar el reconocimiento de dicha existencia al otro y, como consecuencia, el otro se convierte en el amo de mi propio ser".
Muy cierto Vargas. Pero espero proteger mi propio ser dentro de un pequeño frasco de perfume.
ResponderEliminarMe gusta tenerte por aquí.
Y a mí que me llames Vargas ;)
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