viernes, 16 de abril de 2010

Todos los nombres

Exorcizar la felicidad poniendo nombres a los sentimientos. Qué mala manía esa.

¿Porqué tenemos esa necesidad? ¿No sería todo mucho más bello sin apelativos?
¿Porqué supeditamos las sensaciones a la seguridad que nos da una palabra tan densa y colosal como "amistad", "amor", "relación"?... Me refiero claro está, a los sentimientos más nobles.

Se que es inevitable que de nuestros labios salgan esos nombres, pero no me refiero a éstos en sí, sino a la distorsión que hacemos de los sentimientos representados por esas palabras.

Quizá ahora tenga la mente obstruida y no me explique con claridad, pero es así como lo siento.

Piénsenlo

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