jueves, 15 de abril de 2010

El Dildo es el Alien

Pensar en el dildo es hacerlo inconscientemente en un objeto que hace de sustituto del pene para la penetración, mayormente vaginal. De hecho es así como se le ha concebido desde su aparición. Javier Sáez, sociólogo y traductor, especialista en historia de las ciencias, psicoanálisis y teoría queer, comenta en su libro "Teoría queer y psicoanálisis" una breve introducción a la visión que tiene Beatriz Preciado del dildo en su Manifiesto contra-sexual. Ésta reflexiona sobre la sexualidad a partir de un objeto de plástico que acompaña la vida sexual de algunas lesbianas y algunos gays queer y de algunas parejas heterosexuales. Es tecnología sexual. Plasticidad sexual del cuerpo.
No pretendo hacer una tratado sobre el dildo, ya que para ello tenemos el Manifiesto contra-sexual, pero me gustaría comentar, a modo de introducción y de curiosidad, la interesante investigación llevada a cabo por Preciado sobre los tres antecedentes tecnológicos y políticos del dildo, desde el Siglo XVII hasta el XX, mostrando que éste no está emparentado con le pene, sino con la mano masturbadora que se empieza a reprimir a partir del siglo XVII. Así mismo, me he permitido la osadía de realizar una opinión personal sobre el tema.
Los tres antecedentes son:
1.- En siglo XVII, un médico Suizo llamado Tissot, concibió el cuerpo como un circuito cerrado de energía que no debía desaprovecharse en tareas ajenas al trabajo reproductivo, por lo que éste identificaba la mano como el agente encargado de provocar cortocircuitos en la energía sexual; para evitarlo, diseñó una serie de guantes y manoplas que evitaban el contacto de la mano con la piel
2.- En la época victoriana y coincidiendo con el descubrimiento de la electricidad, apareció el primer vibrador con un uso exclusivamente médico: Las mujeres que tenían fantasías sexuales, que se mojaban más de la cuenta (habrá que ver cuál era el límite en aquella época), que estaban calientes, se las tachaba de histéricas y entonces para relajarlas se acudía a la maravillosa acción del masaje del vibrador sobre el clítoris de estas descarriadas criaturas hasta que se corrían (claro) llegando al culmen de esa crisis histérica y entonces, como si echasen fuera el diablo, se relajaban y fin del mal. Por cierto que según las teorías sexuales de la época, el orgasmo no provenía del interior de la enferma, sino más bien de la adaptación del cuerpo y de la máquina, es decir, la máquina tenía el orgasmo. Algo muy normal que las máquinas se corran... Pero lo más cachondo del tema es que dicha crisis estaba asociada a una reacción frígida del coito heterosexual, por lo que no se les ocurrió otra cosa que relacionarlo con un lesbianismo soterrado y para rematarlo, un lumbreras llamado Robert Taylor escribió en el año 1905 que esta histeria de la que os hablo NUNCA debía tratarse con un dildo o "sustituto del pene" ya que su utilización podría "causar lesbianismo" (cara de póker).
3.- Tras la primera Guerra Mundial, aparecieron multitud de prótesis corporales como consecuencia de la amputación de los diferentes miembros de los soldados. Es curioso que en este caso fuera la reconstrucción de la mano y no la del pene la que resultase central para la reconstrucción de la masculinidad. En este caso se puede decir que el dildo-vibrador ha evolucionado como una prótesis compleja de la mano lesbiana, más que como una imitación del pene.
El placer sexual de la mujer se ha concebido la mayor parte de las veces en nuestra cultura falócrata a través de una polla; es por tanto comprensible que a falta de un hombre de carne y hueso las mujeres a lo largo de la historia terminasen contentándose con el uso del pene representado por medio del dildo. Siguiendo el trabajo de Beatriz Preciado, nos encontramos con que éste se ha interpretado como el poso más lamentable del modelo falocéntrico y patriarcal en la sexualidad lésbica y que incluso en el heterocentrismo tradicional se ha llegado a sentenciar que la utilización del dildo entre lesbianas es la prueba de que follar sin una polla no se considera verdaderamente follar... Personalmente me parce terrorífico que alguien que suelte esta perla se quede tan tranquil@.
El dildo ni es falo ni lo representa y mucho menos es pene ni lo representa. No es masculino ni femenino, ni homosexual ni hetero; el dildo es utilizado como una prolongación vibrante del cuerpo, alejándose del modo normativo del pene y asociándose al Gran Poder de la mano que vibra, sobre todo en el contexto de la mujer lesbiana.
¿Y qué pasa con el llamado consolador? realmente consuela en el sentido de la mujer (o menormente del hombre) que no folla o mejor dicho, no está bien follad@? ¿Qué opinas tú? Por supuesto que hay veces que nos ponemos calientes y queremos echar un polvo y justo en ese momento no hay nadie allí mismo. Pero de ahí a llamarlo consolador (su sentido se basa en la soledad del momento sexual, en sentido negativo) hay una diferencia etimológica y emocional. No se, es gustoso follarte a ti misma con el dildo o el vibrador.
A lo largo de los últimos años del siglo XX y sobre todo principios del XXI, la forma del dildo y por lo tanto también su concepto, ha cambiado. En las tiendas de artículos y juguetes eróticos, cada vez es más difícil encontrar "amputaciones" de pollas expuestas en las vitrinas. El dildo ha desbancado al pene. Las chicas y los chicos, cuando hacemos el amor con dildos, damos o recibimos placer entre otras maneras mediante el uso de formas antes imposibles de concebir fuera del formato falo. La no-forma del dildo abre las puertas de un mundo sexual sin límites anatómicos. Me pongo el arnés y te follo con un cuerpo de Alien; sus ojos alargados entran y salen de tu coño mojado, incluso su cabeza ovalada acaricia tu clítoris; me meto en la boca la cabeza de un delfín y acaricio con mi lengua su aleta dorsal y luego comienzas a meter su morro vibrante dentro de mí.
Pensadlo.

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