Uno de mis cuadros preferidos es, sin duda, la madonna de Edwuard Munch, pintor expresionista noruego de finales del siglo XIX y principios del XX
Al mirar la imagen (aún no he tenido el gusto de contemplarla en la realidad), y perderme en sus formas y colores siento un amor infinito y una atracción a su tenebrismo femenino, con sus formas desdibujadas por el pesimismo y la soledad de la escena. Su cara esté demacrada y su cuerpo flaco y blanco sobre un fondo en tinieblas dejan una tonalidad final en la que se combina fragilidad y fuerza.
Yo te prefiero así bella dama, oscura y sensual.
Yo te prefiero así bella dama, oscura y sensual.
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