jueves, 29 de diciembre de 2011

Tratado sobre el fin del mundo


El 31 de Diciembre de 2012 es el fin del mundo. A las 19 horas nos convertiremos en hologramas. Dejaremos de existir como seres que respiran y nuestras venas pasarán a ser haces de luces de colores, sin materia viva, sin movimientos autónomos.
Planos como el papel de fumar quedaremos transformados en ilusiones ópticas, piezas de coleccionismo del S. XXI sin más alma que unas rayas luminosas que parpadean en interferencias constantes.
Nuestro planeta dejará de moverse por pulsiones nerviosas y se convertirá en una inmensa bola de quietud lumínica.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Sin título 15

Me alteran tus huesos que se mueven bajo piel dura y morena. Las teclas de tu espalda cuando te curvas hacia mí. Afíname el oído de nuevo, devuélveme melodías de susurros agitados mientras yo busco el arpegio perfecto. Agárrame entre tus dientes, boca mojada de ti, calor de calma. Bonita todo el rato.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Ajito

Me gusta que te emociones con mis sopas de ajo. me gusta tu teatro con el arroz con leche. saber que podemos virar, que nos queremos. me gusta tu ausencia y tu presencia cuando tiene que ser. haces que todo sea fácil, que del respeto nazca una comodidad. que el demonio duerma bajo el mar, que el dolor sea más bajito sin recurrir a ti.
Me gusta que aceptes estar en mi vida de esta manera y que tu seas así, sin más y al margen de lo que el resto opine.
Sabes que te quiero, ajito y si lees esto, sabrás que me tienes.

sábado, 22 de octubre de 2011

Bajo tierra

Después de que hayas muerto, la melancolía se apoderará de ti por haber deseado aquellas cosas que no hiciste. Bajo tierra, los huesos tienen toda la eternidad para pensar y retorcerse

Mis voces y yo

Tengo tres voces dentro de mi cráneo. Una de ellas me frena con tono grave y austero impidiendo que ruja el animal; la de timbre agudo me confunde haciéndome creer cosas que no son. La última, la más serena y neutral me dirige hacia donde quiero, no me juzga y me sella la boca cuando tus labios me rozan.

viernes, 21 de octubre de 2011

Nota importante

La Vida es una bruta que avanza dando codazos, se disfraza de concubina y te seduce con el aliento pestilente del pasado. Pero un momento después te colma de caricias y te muestra las arrugas del tiempo, la realidad que taladra, los crímenes de la memoria y la tranquilidad de saber que esto sigue y que las cosas se pasan.

sábado, 1 de octubre de 2011

La consciencia

Mientras trabajaba, el embalsamador de cuerpos pensó: "Después de haber pasado tanto tiempo viendo heridas de distinta gravedad en los muertos, aún no he aprendido a ordenar las que tengo dentro. A lo mejor son atemporales o su intensidad varía con el tiempo. O quizá creemos que lo mejor es estar muerto para no sentir, porque sentir se asemeja a sufrir." 
Llegó a la conclusión de que sufrir te empuja a vivir de la forma más feliz posible porque terminas por saber lo que no quieres y en definitiva él estaba vivo.
El orden de su desgarro va en relación con esas cosas que no quiere, de modo que las suturas de las pequeñas llagas las cose con el hilo de la paciencia.

Sin título 14

El éxito no reside en enterrar sino en verter unas gotas de ácido en la memoria

La adicción


Bajo un frío demoledor, la imagen no concreta de una persona se desenfoca a nuestros ojos. Está inclinada sobre sus rodillas, con un brazo extendido y el otro flexionado hacia sí. Su  actitud fetal nos crea una sensación protectora y confusa. 
La mano temblorosa del brazo plegado sostiene una jeringuilla que contiene algún líquido rojo. La acerca demasiado a la piel del brazo estirado. Se para. Inclina la cabeza desmadejada hacia atrás en actitud de trance y portando una sonrisa macabra.
Lentamente la aguja pernetra la vena hinchada, que la perfora sin contemplaciones ni titubeos, sonando, gruñendo y sedando. Aprieta el émbolo y suelta un gemido de placer y asco al mismo tiempo.
Un tropel de recuerdos desmadejados acude a su cerebro y sus pupilas se dilatan atrapando imágenes de cuerpos desdibujados.
No puede vivir sin chutarse dosis de emociones ajenas porque las suyas se van deteriorando. 
La sangre de sus amantes diluídos en la memoria.



miércoles, 31 de agosto de 2011

mens sana in corpore desbaratado

Decididamente la diferencia entre el cuerpo y el alma es una realidad. Lo vi reflejado en la cara de las personas que me miraban con el semblante espantado. Yo no sentía nada; solo observaba a través de mis ojos vacíos lo que ocurría a mi alrededor.
Había tenido la precaución de hacerlo frente a un espejo y aunque mi cuerpo ya no era lo que se supone que debe ser un cuerpo vivo y entero, por alguna razón podía ver reflejado el espectáculo que había organizado treinta minutos antes.
Ajena a los gritos y las caras de asco, mi mirada estaba fija en lo que se proyectaba frente a mí.
La pared blanca en la que descansaba mi cabeza o lo que quedaba de ella, estaba teñida de un rojo muy oscuro y aún resbalaban trocitos encarnados y babosos. En mi frente, un gran agujero y en mi rostro, una sonrisa.
Me divertí tanto viendo a los de enfrente tan aturdidos y aterrorizados!. 
Por fin conseguí dar esquinazo al peso del deber hacer lo que otros quieren que haga. Es hora de pasar de capítulo y de hacer lo que a mi me gusta.

sábado, 20 de agosto de 2011

Sin título 13

Pienso en la soledad del beso no dado y en la fuerza con la que éste se aferra a mi paladar, a mis dientes y a mi lengua. y ahí se queda, suspendido, latente.
Duerme, mi dulce gesto. pronto llegará el otoño y el frío hiela el impulso.



Sin título 12

Paciencia. y entre los dientes, tu recuerdo.

sábado, 13 de agosto de 2011

Ternura

La ternura me devuelve a los primeros sabores, a lo blando dentro de mi boca. al contrasentido de la violencia romántica, de las ganas de caminar a tientas por sendas memorizadas. a reventar de risa y gritar con las venas hinchadas. a sonreír a la muerte y retratarla con saliva y susurros. a masticar trozos de lo que se hospeda por aquí dentro.

Fantasías de una metamorfosis

El hombre con el corazón de cristal se apoyó en la barandilla del paseo marítimo, bajo un frío sin colores. Miró largamente el agua salpicando los pilares del muelle y los peces apestosos que lo poblaban, sin más gesto que una mirada perdida en el tiempo. Hubiera dado cualquier cosa por tener la memoria de los mules o de las truchas o de los cangrejos; no recordar más que los últimos cuatro segundos de existencia y así poder olvidar su rostro, sus labios y el sonido de su risa. 
"Podría quitarme la ropa y los zapatos, saltar al agua congelada y bucear hasta perder el sentido. Lograr que me salieran branquias y escamas y esperar a que la suerte y un anzuelo me llevasen al puesto de pescado donde compras todos los martes por la mañana, me llevaras a tu casa envuelto en papel celofán, me cocinaras en ropa interior mientras bebes ese vino con el que tantas veces nos emborrachábamos y finalmente me comieras con las manos."

viernes, 15 de julio de 2011

Sin título 11

Dios es un astronauta y el bautismo una lluvia de meteoritos

Julián y su cara

Julián parece ser un chico guapo y atractivo. Tiene los ojos juntos y muy oscuros, abiertos siempre a medio párpado, como si te estuviera juzgando o tuviera miopía. El pelo negro, corto por detrás ylargo por delante, le cae por la frente de piel blanca dándole un aspecto de moderno guaperas. Su nariz es larga y ligeramente curvada, lo cual le confiere ese toque irresistible de perfil asimétrico y nazareno.
En su descripción física nos hemos quedado por encima de la boca. Pero cuando llegamos a ella, ay! Cuando llegamos a ella…  Julián desbarata a cualquier ser humano con dos dedos de frente.
De su labio superior color rosáceo y textura gelatinosa, sobresalen unos dientes del tamaño de las baldosas, más concretamente de baldosas de mármol pulido, pues son blancos como la ceguera de Saramago.
No puede hacer globos de chicle porque antes de soplar, ya se le ha pegado la goma a la parte interna de sus teclas de piano. Tampoco puede silbar ya que el aire se desnuca en su desesperada salida al exterior y cualquier intento de besar a alguien se convierte más bien en troquelar bocas ajenas.
Y usted se preguntará cómo diablos alguien aparentemente tan bien parecido, con ese descarado mechón de pelo cayéndole por los ojos de mirada pensativa puede tener esta otra apariencia conejera. Es tan brutal la mezcla de rasgos que inconscientemente uno piensa que se ha disfrazado para carnavales.
Pues no! Julián tiene la dentadura más  abrumadora jamás vista.
Pero nuestro chico ha aprendido a vivir con su tara de la manera más digna posible e incluso ha conseguido en numerosas ocasiones ser un poco feliz o mucho, según el día. Se ha convertido en fan indiscutible de Daniel Clowes y así, a fuerza de leer sus comics y encontrar entre sus páginas personajes igual de frikis que él (o más), ha logrado dar sentido a su vida. A día de hoy es autor de la mayor tira cómica de desheredados sociales en nuestro país, así que de su boca de canguro ha hecho su fin lucrativo y creativo.
Ahora toca decir verdades como puños: como nadie es perfecto, o te aceptas y vives con dignidad lo que te quede, o te entierras cual cobarde por los restos. Una de dos.

jueves, 14 de julio de 2011

Las bailarinas

Las chicas de papel bailan con un soplo de aire.
Sus cuerpos son finas hebras que se deshilachan con el agua
y se abren para recibir el tormento de la arruga,
cuando una mano humana y carente de escrúpulo
hace una pelota con sus cuerpos celuloides.
Mis chicas de papel saben que arderán
en la hoguera del olvido de alguna papelera cercana,
o pasarán de mano en mano hasta perderse entre los libros.
Pero mientras existan, no pararán de bailar ni un solo momento.
Como todo lo efímero, su belleza es infinita.

martes, 12 de julio de 2011

Absurdeces

Hombre 1 a hombre 2: Con Marta, planta la simiente
Hombre 2 a hombre 1: No, ella es una mujer bastante sincera, así que iré a la cita.

Razonamiento

Las hamburguesas no engordan. Engordas tu

viernes, 1 de julio de 2011

La estatua griega

Abro el pecho de la estatua de mármol blanco y meto mi cabeza entre las duras costillas astilladas.
La introduzco lentamente para poder observar de cerca ese corazón que un día se quedó pétreo.
No hay olor allí dentro. Si acaso un ligero perfume a sonrisa lejana, la última que dejó escapar antes de convertirse en princesa tallada.
Y así me quedo un rato, apretando con mis brazos su costado legendario

miércoles, 29 de junio de 2011

Cada cierto tiempo se repite

Esconderse entre los colores de la realidad para volver más tarde con manchas de fuerza en las manos.
Y esto se repite cada cierto tiempo.
Y las manos cada vez estrechan con más fuerza.
Aunque siempre rondará el pero

martes, 28 de junio de 2011

Adecuada unión de palabras

Le grito al silencio frases incisivas, vomitadas con el ruido de mi vértigo.
Trato de que reaccione golpeando sus haches mudas.
Tiene la frialdad del color gris, pero quema como el fuego rojo.
Te propongo un trato, le digo. No hagas de mi boca una máquina improductiva.
Tendrás que aprender a reír y llorar con las palabras adecuadas. Y cuando lo consigas, quebrarás mi garganta sellada para que salgan los verbos que anhelas, me contesta.

Las torres de papel

Las torres de papel hunden sus raíces más allá del alcance de la inquietud.
Las dudas doblan sus mástiles y la nostalgia golpea sus almenas.
Pero la integridad de su perseverancia por existir y la aparente fragilidad de su tacto,
hace que prefiera éstas a las construídas con el más duro de los granitos.

La venturosa vida del chico átomo

Desde muy pequeño, Federico quería transformarse en átomo.
Mientras los demás chicos jugaban a tirarse papelitos con las chicas y a hacer el memo con las probetas en las clases de física y química, él soñaba con ser partícula elemental y con la incapacidad de cualquier reacción química a cambiar sus propiedades.
Buscaba la neutralidad en cada momento y la sola idea de poder estar rodeado de una nube de electrones cargados en negativo, provocaba en Federico un estremecimiento posiblemente igual al que tenían los demás adolescentes cuando ligaban con alguna chavala, pero por otra razón bien distinta: buscar como un sabueso el lado positivo para completar su estabilidad emocional. Y siempre lo lograba
No le interesaban los flirteos de la hora del recreo, ni el fútbol, por no decir las fiestas de final de curso cuando todos los ligones del instituto sacudían sus colas de pavo real. Pero era inevitable que estas cosas sucedieran y cuando llegaba el momento, nuestro chico indivisible sentía que su cuerpo se concentraba en un imán para atraer energías en forma de cruces y corriendo se escapaba a su casa para comenzar su ritual neutrónico.
Como es de suponer, los demás chicos se reían de él y ellas le rehuían como el bicho raro que parecía ser. Pero a Federico no le importaba. Él no sufría por perder un partido o porque una chica no le hiciera caso. Se podría decir que le daba exactamente igual. Su preocupación era la continua búsqueda del equilibrio energético y la preocupación de que nada ni nadie le rompiera su núcleo. Era un adolescente freak y fiel a su soledad. 
Así transcurrió el último año de instituto, agravándose en la universidad, aunque en ésta pudo encontrarse con especímenes tan raros (o más) que él, todos en la misma carrera. Imaginaos cuál sería.
Como suele suceder en la vida madura y real (que suele ser la de los adultos con dos dedos de frente), las rarezas se equilibran con la capacidad para relativizar.
Los años, su expediente académico y la perseverancia de mantener sus cargas en armonía electrónica, hicieron de nuestro chico átomo un hombre feliz y un gran trabajador cuántico.
Muchos de los chavales del instituto con la reputación subida y el cerebro podrido de feromonas y ropa de marca, terminaron infelizmente casados con sus miedos y comiéndose su fama de ligones con cuchara de palo.
Convendría prestar más atención a lo que llevamos dentro y escarbar con las uñas. Al final se convierte en un boomerang.

viernes, 10 de junio de 2011

El tren

Dos chicas suben a un tren de corto recorrido a la última hora de una tarde de verano. Son completas desconocidas pero han tenido su primer contacto visual en la estación, ajenas al resto de pasajeros que impasibles esperan en el andén. Se han gustado, lo han notado; esas cosas se notan y el saberlo hace que les guste aún más. Por esa razón han entrado en el mismo vagón.
La única persona que lo ocupa es una mujer madura de media melena negra vestida con un elegante traje de falda y blusa. Está sentada con las piernas cruzadas dejando entrever unas formas bien proporcionadas mientras lee un periódico de negocios.
Durante los primeros momentos del trayecto ninguna de las tres entabla relación visual, pero las dos nuevas pasajeras, dos jóvenes estudiantes de universidad cuyos cuerpos duros se dibujan bajo una ropa ligera, han ido a sentase frente a frente imantadas la una por la otra, evitando las miradas o lanzándolas furtivamente, como si se espiaran en secreto.
El aire en ese vagón es distinto al del resto; es denso y agitado, no apto para no jugadores; sólo ellas saben la contraseña de entrada.
Al cabo de un rato el espacio entre las chicas se convierte en un tablero de ajedrez. Las diferentes estrategias van comiéndose las piezas más pequeñas con movimientos lentos, pero como el tiempo no se puede detener pasan a jugadas más arriesgadas; escoltada por la provocación, una de ellas acecha y seduce jugueteando con los mechones de su melena oscura, rozando con sus dedos la camiseta de tirantes que dibuja unos pechos turgentes sin dejar de mirar a su cómplice; ésta, una joven rubia de piel blanca y labios rosados, se muestra sonriente, cubriéndose suavemente el cuello con la mano y entreabriendo la boca en actitud desafiante, respondiéndola y buscando con los ojos la mirada de la mujer que está sentada a su misma altura del otro lado del pasillo.
Poco a poco las dos reinas se van encontrando; No existe la voz, sólo el diálogo de los gestos y las miradas furtivas a la empresaria que dándose cuenta del inicio de la partida ha querido unirse en secreto a través de sus ojos tintados de excitación.
Premeditadamente, la chica morena ha movido su ficha y sentándose junto a su compañera de juego comienza a acariciarle con excitación evidente, mientras su oponente responde al jaque con movimientos precisos que van descubriendo las curvas bajo la ropa. Por fin se quiebra la poca distancia que separa sus bocas que se lamen y se muerden con la suavidad del vértigo y sus cuerpos que se van regando de un deseo consumado por la expectación de quien está dentro del combate.
 La mujer de negocios ha dejado de leer el periódico y turbada por la situación se ha dejado llevar poco a poco por su instinto. Sus ojos brillan por la emoción, mordiéndose suavemente el labio inferior y revolviéndose como un animal en el asiento.
Entrelazadas en una espiral de cuerpos semidesnudos, las dos chicas se levantan e instintivamente se empotran contra la ventana que está al lado de la vouyeaur cuya mano ha ido deslizándose entre sus muslos calientes sin importarle que su excitación sea detectada. Las mira desde el asiento; observa cómo el pezón duro de una de ellas desaparece dentro de la boca de la otra y cómo una mano desabrocha el pantalón para provocar el delirio, oyendo los gemidos atenuados por el ruido de los raíles. No aguantando más se levanta sobre sus zapatos de tacón y se apoya junto a las chicas.
Incitada por el acercamiento de éstas, las comienza a acariciar con manos expertas de mujer segura. Ellas se dejan, se besan mirándola e invitándola a saborearse porque sienten tanta curiosidad entre ellas y hacia la mujer como ésta hacia las chicas. Sin mediar palabra se sube lentamente la falda dejando ver unas fantásticas y largas piernas cubiertas con medias negras que provoca la sorpresa de las jóvenes. Comienza a frotar su sexo suavemente contra el reposa brazos, mirándolas con una media sonrisa. Las chicas se acercan con el torso húmedo de sudor rodeando a su presa por delante y por detrás entrechocando sus cuerpos con insolencia. Ninguna habla, pero sus rostros lo dicen todo. Sólo abren la boca para robar los besos que flotan y morder la carne encendida, mientras que la víctima se convierte en verdugo, castigando a las Lolitas con caricias osadas y susurros indecentes.
De repente el tren se para en una estación en la que se apean diversas personas; al ir haciéndose de noche apenas suben dos o tres pasajeros que van directamente a ocupar sus respectivos asientos en otros vagones. Por un momento las mujeres se separan ligeramente, poniendo su atención en la puerta de la entrada conteniendo la respiración con el cuerpo agitado, pero al comprobar que no se abre y el tren prosigue su marcha, retoman su baile resbaladizo.
Nadie ha entrado en ese vagón, nadie oye los gemidos entrecortados y por supuesto nadie sabe lo que está ocurriendo, pero mientras el resto de las personas del tren miran la película proyectada, duermen u ojean una revista, las tres mujeres del vagón han perdido la noción del tiempo y del espacio y adentrándose hasta lo más hondo del deseo van devorándose, embriagadas por el tormento de querer más, con los dedos y los labios bañados de sal que van recogiendo orgasmos firmes y lentos.  
Finalmente se desatan como serpientes enfurecidas, desenrollando la densidad que las cubre y entre besos y jadeos se van calmando, secándose el sudor de la frente y riéndose de la complicidad tan deliciosa que han tenido, mientras recogen sus ropas y se visten apresuradamente porque el tren está a punto de entrar en la estación.
La empresaria se abrocha la blusa y se ajusta el liguero desenganchado, peinando sus cabellos revueltos y respirando profundamente para calmar su nerviosismo, a la vez que las chicas se colocan sus respectivas camisas, notando el olor de sus alientos impresos en la piel con los cuerpos aún vibrantes. Y con toda la calma de la que pueden hacer acopio salen del vagón con evidentes signos de agitación y los rostros brillantes de satisfacción.
 Las puertas de los vagones se han abierto y mientras todos los pasajeros van saliendo entre risas y conversaciones, la mujer se despide de las chicas con un suave e irónico "adiós". Ellas se separan en la puerta de salida sin decir nada, mirando cómo la figura de su amante fugaz se va distanciando...
Los trenes siempre llegan a su destino, pero a veces lo que han llevado dentro se mantiene en secreto. La fantasía del juego entre desconocidas, el complemento perfecto para una tarde de viaje. 

jueves, 9 de junio de 2011

Mitología instintiva

En la cama del Tiempo, Deseo y Paciencia duermen abrazadas con lazos eternos. Se adoran, pero aún no han conseguido dominar el arte de la simbiosis.

lunes, 6 de junio de 2011

El Desafío de Aristóteles

"Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo.
Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo."

Aristóteles. Ética a Nicómaco

viernes, 3 de junio de 2011

Sin título 10

Desde las cañerías de una calle estrecha y cálida, las Putas asesinas y los Detectives salvajes laten con morriña. Quieren calles anchas.
En otra parte, la naturaleza sigue cambiando y los animales se transforman a las 4:30 de la mañana.

martes, 31 de mayo de 2011

Óscar

Ese olor a oreja perruna.
Tu lomito que desprende ternura.
La trufa negra y húmeda cuando jugueteas y caliente y seca cuando duermes.
Tus babitas de ganas de comer.
Malditos y maravillosos chantajes que mendigan un trozo de pan.
Tus abrazos con las pezuñitas para dentro, a la hora de dormir.
Ay, el aliento a cariño canino...
No te cambio por nada.
Te adoro, trufita

viernes, 27 de mayo de 2011

Corto testimonio de un ser social

A veces me avergüenzo de vivir en este país, otras, de vivir en este mundo y otras, de vivir dentro de mí.

Sin título 9

Solo mientras se duerme no se cometen errores

Honrarás a tu padre y a tu madre

Cadáver exquisito. Por Manifiesto Orgánico y LaVargasSublima.

Observar una misa desde el último banco de la iglesia que se te antoje puede ser un incordio o una tarea excitante. A mí, personalmente, cuando miro esas cabecitas creyentes y cabizbajas con el alma en el prepucio, me invaden unas ganas locas de curtir sus nucas a collejas.
No hace mucho estuve en una misa. Podría haber elegido no entrar pero preferí ahorrarle el disgusto de mi ausencia a alguno de los presentes.
Me senté bien atrás, dónde el ángulo de cabezas con tronco arrepentidas por sus crímenes era más amplio. Dónde los ojos de Dios apenas podían localizarme.
Aunque equivocada, puesto que Dios lo ve todo y a través de todos, decidí dedicarme por entero a la contemplación cinematográfica del embelese de los allí presentes, con una mezcla entre entusiasmo y espanto ante la devoción casi marciana de las almas descarriadas con el instinto incrustado en el culo.
Para mí, asistir a una misa es algo así como meterme en un cine de barrio, con la salvedad de que en suelo sagrado se me dispara el instinto depredador ante tanta prudencia contenida. Todas las ovejas bien enseñadas esperan impacientes…
De repente, la presencia luminosa y esclarecedora del Señor Cura hace su entrada en el altar, colocándose detrás de la mesa de mármol, con cara de bostezo. Con sus dos esbirros a los lados, alza los bracitos, como si del orante de las catacumbas romanas se tratara.
En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Himen.
"Queridos hermanos- dice con una parsimonia abrumadora - Jesús está con nosotros. Jesús vivo está aquí ahora, está en tu hogar, en tu corazón, en los lugares donde hay hambre y abundancia, donde hay guerra y paz".
Qué manera de empezar, por Dios. Nos planta el concepto de la omnipresencia en 2 frases y se queda tan ancho, el muy cristiano.
Decido abstraerme un rato de la palabra de Dios. No sé si mi alma mortal será capaz de atender a toda esa gloriosa retaíla.
El alma se me llena de gracia cuando veo entrar a una monjita que me mira de soslayo mientras avanza hacia las primeras filas. Puedo escuchar un sutil murmullo que sale de su boca de hermanita de la caridad, rezando por mi alma lesbiana y pidiéndole al Señorísimo que mis dildos ardan en el infierno. O que aparezcan bajo su almohada por un milagro de Dios . Que no cese nunca su oración, hermana.
Mientras mis pensamientos vagan alentando a mis actos impuros y niegan la posibilidad de que la comunidad de hermanas se acerque demasiado a mi asiento pecador, la avasalladora voz del cura me saca con violencia de mis divagaciones, como si hablase el mismísimo Iahvé a través de un sintetizador con reverberación.
“Derrama, Señor, la bendición de tu Espíritu, sobre estos dones que te presentamos para que tu Iglesia quede inundada de tu amor y sea ante todo el mundo signo visible de la salvación. Por Jesucristo, con Él y en Él”
Al oír estas palabras, se me escapa una sonrisa al imaginar a Jesucristo derramando el gérmen de una masturbación sobre la cabeza de los fieles. A Nuestro Superior se la pone dura tantos deseos amordazados en oraciones puras y autómatas. Pero ninguno de mis juguetes arderá en el infierno.

Lo sé. Acabo de ganarme el cielo.

jueves, 26 de mayo de 2011

"Las formas estremecedoras y espléndidas de aquéllos a quienes el Vicio y la Sangre convirtieron en monstruos o en locos"

"Ezzelino III da Romano, podestá de Verona, cuya melancolía sólo se curaba con el espectáculo de la muerte y que sentía pasión por la sangre, como otros hombres la tienen por el vino tinto; hijo del Maligno, se decía, que había hecho trampas a su infernal padre cuando se jugaba el alma a los dados. Filippo, duque de Milán, que asesinó a su esposa y le pintó los labios con un veneno escarlata para que su amante sorbiera la destrucción de la criatura muerta que acariciaba. Carlos VI, tan terriblemente enamorado de la esposa de su hermano que un leproso le advirtió de la locura que se le avecinaba y que, cuando su cerebro enfermó y comenzó a desvariar, sólo era posible calmarlo con naipes sarracenos, ilustrados con imágenes del Amor, la Muerte y la Locura.
Todos despertaron en Dorian Gray una horrible fascinación. Los veía de noche y le perturbaban durante el día. El Renacimiento conoció extrañans maneras de envenernar, pero a él lo había envenenado un libro. En determinados momentos veía el mal unicamente como un medio que le permitía poner por obra su concepción de lo bello."

El retrato de Dorian Gray. Oscar Wilde

miércoles, 25 de mayo de 2011

El burdel filosófico

Estaba L. Kischner en una casa de citas. Corría el año 1911.
En esos largos pasillos que olían a humo de pipa y sexo barato, Ludwig modeló mentalmente los bocetos de su mujer semidesnuda con sombrero, a raiz de un encuentro fugaz e intenso con una damisela de frente altiva.
Jóven bohemio atormentado, pagaba sus deudas con cuadros malvendidos. Ponía toda su angustia y reveldía en el asador del lienzo, con colores ocres y rojos de un violento anguloso y acusador. 
Deseaba sacarse las entrañas con las aristas de los hombros de sus retratados, abrirse los brazos con los pezones duros al óleo de las prostitutas que dormían a su lado entre vapores de alcohol y aliento ciego, siempre en aquellas habitaciones de pago.
"¿Dónde estará mi muchacha a medio vestir?" se preguntaba con el pincel goteando rojo ahorta. "Quisiera ahogar mi angustia entre sus pechos cálidos y libertinos, sin importarme lo que me cueste. Pero es escurridiza, así que la seguiré invocando con las paletas y el disolvente"
"Es complicado", volvió a pensar. "Cuando luchas contra algo, sólo puedes superponer pinceladas de los colores en los que crees. Y el resto del apoyo, lo ponen tus camaradas más cercanos"



martes, 24 de mayo de 2011

La caperucita urbana

A Caperucita no le gustan los lobos que no aúllan. Son los peores, los que más devoran.
No puede atajar por el bosque, porque en su ciudad gris no hay espacios verdes, así que cada mañana tiene que ver la cara de cientos de personas sin alma.
No es a su abuela a la que va a visitar, sino a un grupo de niños con problemas de conducta.
En su cestita no lleva fruta, ni pan ni leche. Porta un pequeño bloc de notas donde va anotando la desolación de la soledad de los niños incomprendidos y la esperanza del NO.
Se ha cansado de la comprensión con los mayores, de las conductas impositivas y del éxito social.
El color rojo lo usa unicamente cuando esta en casa. Al salir a la calle se viste de negro, se tapa la vista, y oculta una sonrisa.
No le gustan los semáforos y las grandes avenidas le parecen pistas de cobijo para zombis.
Anhela saltar en charcos de barro, mancharse las manos con ceras de colores.
Ya no la engañan las alimañas disfrazadas de corderos.
Lo siento, Caperucita ha crecido

lunes, 23 de mayo de 2011

La lección de los muertos

Hace poco me di cuenta de que los muertos son conscientes de serlo. A pesar de no tener ojos, nos observan sin dejan de reirse por lo imbéciles que somos los vivos. Sorprendidos y cabreados por la destreza con la que engordamos nuestras preocupaciones, nos recuerdan cada día su incapacidad de sentir calor, alegría, ira o miedo y la manera en la que nosotros, lejos de la necrópolis, diluímos todas esas sensaciones en un gran cuenco de egoísmo o las exageramos por miedo a perder su significado. 
Y yo desde mi tumba, observo mi lugar en el mundo y me alegro de ser algo más que células vivas y sangre que habla.
Echo de menos los monstruos mitológicos y los versos de rima blanca.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Sin título 8

Empezó a llover y se diluyó, como el azúcar en un vaso de agua. Al menos tenía un sabor dulce.

La reina de los troncos

Con gran agilidad, la niña Marla subía y bajaba del árbol en el que había comenzado a construir una cabaña de palos y hojas, formato carne, en el que se metería para pasar las largas horas de verano, alejada de sus padres y sus hermanos. Ese sería su laboratorio de fantasías.
Diría frases que nadie mas oiría, bailaría sin que nadie más la viera, quizá alguna rama, algún brote de hoja.
Marla era pequeña y rápida. Su pelo rebelde de gitanilla, negro como los conjuros, le caía por los hombros flacos o se enredaba en su cuello como las serpientes. Trepaba como los monos o las ardillas. Era la reina de los troncos y en la copa del árbol más frondoso crearía su propio reino lleno de muñecos, plastilina y tebeos. 
Ansiaba vivir allí arriba y no bajar nunca, ver la vida desde las alturas y reírse cuando su familia la llamase a gritos para cenar. 
Viviría su propia historia de amor infantil con la inocencia de su vida y pararía su reloj de pulsera de juguete para que el tiempo durmiera a su lado sin tener que madrugar para ir a la escuela, sin tener que hacer los deberes por la tarde.
Deseaba lo imposible, pero de eso se daría cuenta con el tiempo.
De mayores, todos queremos parar el tiempo, aunque sea por un instante. 

lunes, 16 de mayo de 2011

Sin título 7

Perdí al Ser de hojalata en el contorno del corazón, en los albores del nuevo año, en el desayuno, en la soledad de la noche, en las calles atestadas de gente, en mis horas de lectura, en la bañera y en los espejos.
Volví a encontrarlo, pero había cambiado de color.
Le pregunté si volvería como perla de plomo y no supo qué responder.

El baile final

Clavó sus ojos hambrientos en los míos. Su mirada amenazaba con desatar todas las tormentas sobre mis hombros desnudos. 
La fe en la negación se me diluyó en la boca, se derramó entre mis dientes y me salpicó de osadía los pies.
Cedí a su oferta y en un ataque de altruísmo ofrecí mi yugular hinchada como manjar codiciado.
Adelante, le dije. Líbrame del exceso de vida y déjame sólo la que yo quiero. Pero cuando termines, no quiero volver a verte.

sábado, 7 de mayo de 2011

Laboratorio de química

Todo es perfectamente negro y está perfectamente limpio. Añádele la vida y la pasión, y se volverá claro y turbio.
Adoro la luz y los grumos.. y que las marcas de mi cara delaten mi risa.

viernes, 6 de mayo de 2011

Crónica de una gestación

Mis manos no tiemblan, salvo en las horas más oscuras.
Mi boca sostiene la palabra, pero en la intimidad más abrupta, balbucea.
Mi existencia demediada por la lucha se suelda con la pasta de la Victoria, el triunfo frente al miedo de perderme.
Me bebo y me sudo.
Me congelo y me evaporo.
Me violo y me protejo.
Finalmente, me derramo entre mis fracturas y resurjo con la piel manchada de parto.
Placenta en fuente de plata, para paladares sin asco.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Las huellas infantiles.

Crecíó bajo las mesas de las cocinas, protegida por los manteles de un blanco impoluto y las sirvientas maternales, las únicas que la hacían caso en sus mundos infantiles.
Siempre eran las mismas cenas protocolarias. Se sabía de memoria a quien pertenecía cada par de zapatos, así que no se sorprendió cuando dos pares de piernas enfrentadas comenzaron a sobarse en secreto y cuyos dueños no se correspondían con los que deberían ser bajo la luz de las lámparas. 
Así que sin pensárselo dos veces, decidió matar el tiempo haciendo un nudo con los cordones de los zapatos de cada uno de los amantes secretos, tronchándose con una risa bajita.
"Así, si no se preocupan de mi existencia, por lo menos dejaré mi huella bien hundida. Ya estoy harta de que todos se salgan con la suya menos yo", pensó.

No subestimar la capacidad vengativa de los niños..

martes, 3 de mayo de 2011

Somos lo que somos

Parcela, terreno, propiedad, parte, trozo
Sendero, camino, ruta, viaje, itinerario
Ameno, agradable, alegre, entretenido, distraído
Historia, fábula, narración, relato, anécdota
Cortés, cariñoso, agradable, afectuoso, zalamero
Vacío, oquedad, agujero, cavidad, laguna
Absurdo, disparatado, incoherente, descabellado, ilógico
Soga, cuerda, correa, cordel, amarra
Imperturbable, estoico, sereno, sosegado, quieto
Desprecio, rabia, animadversión, odio, tirria
Cariño, afecto, apego, ternura, amor
Anhelo, ganas, ansias, empeño, interés
Paciencia, serenidad, conformidad, temple, aguante




Acerca del licor

Besó el costado de su vaso de licor y a través del cristal observó el vaivén oleoso del líquido, recordándola sus propios pensamientos resbaladizos y pringosos.
Deseaba ebriedad y sentir su esternón abultado por las palabras que salen maceradas en alcohol, palabras de las buenas, de las que saben a tiempo y modo gramatical y que por el camino se frotan con los incisivos o se quedan colgando de la punta de la lengua.
No se limpió los labios tras el tercer trago. Dejó que el azúcar disuelto se quedara allí, a la altura del hueco.
Así saben mejor las ideas, pensó.

viernes, 29 de abril de 2011

Venus in furs

Me abrigo con las pieles de Wanda.
Acabo de volver a ojearte. Qué buena aquella hora en la que caíste en mis manos.
Deleuze dijo de tí: " tiene una manera muy particular de desexualizar el amor, pero, a la vez, de sexualizar por entero toda la historia de la humanidad".
Eres la crueldad que embelesa, Sacher-Masoch.

Desde arriba

Quiero tener los ojos como los de los caracoles, para poder verme desde arriba y observar el rastro de fluidos sinceros que va dejando mi cascarón.

lunes, 25 de abril de 2011

El trazo certero


Aquel melancólico pintor de exquisito gusto se dejaba llevar balanceando instintivamente su cuerpo, creando formas que transportaban su corazón lejos del estudio minúsculo donde cada día traducía en lienzos su pasión desteñida
Una mañana, sintió una bestia que le salía del pecho y empezó a regar de calor su existencia. Comenzó por sonreir hasta que le dolieron las mejillas y después extendió toda la gama de colores en su paleta. Tras unos segundos en silencio, la ceremonia estaba lista.
Con precisión mezcló colores, arañó la tela con movimientos verticales, se manchaba de azules; se mezclaba con el cuadro y con las manos mojadas y extrañamente ágiles, asestaba pinceladas certeras llenando de colores el espacio hambriento de belleza.
Cuando terminó su danza de éxtasis, se sentó en el suelo con la frente sudorosa y la ropa y la piel  entintadas. Miró su creación y se le escapó una risa, de esas que salen del estómago. 
Acababa de dar forma y color a las caricias que guardaba dentro de una caja de Palitos

sábado, 23 de abril de 2011

Las cosas que no pesan

- Cierro los ojos e imagino que doy vueltas dentro de una espiral de suavidad.
- A veces logro dominar el demonio.
- Mantente lejos, debajo del mar, le ordeno.
- Por alguna razón mi cuerpo flota sobre una columna azul.
- Al final tendrán razón las putas canciones romanticonas: el cariño siempre termina volviendo.
- Una parte de él se queda inevitablemente en el minibosque de tu terraza, agazapado dentro del farolillo japonés de papel rojo.
- La otra parte ya vuela sola
- Siento un latido fuerte y seguro golpeándome en la mejilla.
- Tú a diez centímetros de mis ojos y entre tus pechos, el movimiento acelerado.
- Entorno la mirada; me da el sol en la cara.
- Hace unos días soñé que nadaba.
- ¿Y si te digo que me apetece otra expedición?
- Los libros que no valen, se tiran a la taza del baño o se queman en la hoguera de San Juan.
- Simplemente estoy, simplemente soy.
- Y no se donde terminaré, para qué...

lunes, 4 de abril de 2011

Moira y los pájaros

Moira lucía una larga cabellera roja como el infierno. Tenía la piel blanca y unos grandes e insondables ojos azules. Las cejas altivas protegían sus zafiros del sudor repentino, cuando a media noche se despertaba de una pesadilla en la que un gran pájaro negro le robaba la belleza; pero para ella eran sólo eso: pesadillas irreales.
Orgullosa de sí misma, Moira se paraba delante de cada escaparate y se (ad)miraba con discreción, como si fuera una quinceañera. Esa tarde en la que paseaba su estilazo por las calles de la ciudad, había un gran número de palomas sobrevolando el bulevar que conducía a su bar favorito. Siempre había tenido una paranoia con los pájaros que vuelan bajo como si alguno de ellos se fuera a chocar contra su cabeza. 
Al pasar junto a los ventanales de unos grandes almacenes, se paró y se giró para retocarse el peinado y colocarse bien la blusa. Era una yonqui de su propio coqueteo y las adicciones matan.
Al volver la cabeza para seguir su camino.. zas!! sin previo aviso una paloma que volaba demasiado bajo fue a estrellarse contra su frente, incrustándose hasta la mitad del pecho. 
El pobre pajarraco aleteaba moribundo, ahogándose entre sangre y cerebro.
Moira falleció en el acto con sus grandes ojos azules muy abiertos y el pelo rojo esparcido por el suelo mezclándose con la sangre y los tropezones. Parecía un unicornio desplomado.
De nada le valió mirarse todo el rato si lo que no hacía era mirar por dónde iba. Los ombliguismos conducen a no ver el camino correcto

viernes, 1 de abril de 2011

Vincent

Vincent se despertó con los brazos hechos un gurruño y una de sus piernas en ángulo recto separada completamente de la otra. Además su torso estaba retorcido de una manera extraña, como si alguien hubiera decidido su disposición de manera premeditada.
A medida que se iba desperezando y tomando consciencia de su situación, se percató de que su pequeño cuerpecito estaba rodeado por un nudo de cuerdas, haciéndole parecer un redondo de ternera o un pollo bien cosido para no dejar escapar el relleno.
Se asustó mucho y comenzó a agitar violentamente las extremidades, intentando zafarse de la maraña, gritando y jadeando asustado como un demente. Era inútil; al cabo de un minuto de esfuerzo desmesurado se dio cuenta de que no podía deshacerse de los abrazos cordados y que por más que lo intentara lo único que conseguía era liarse aún más, así que desistió y cayó agotado y acongojado. Incluso alguno de los tirones le provocó un dolor agudo, como si se arrancase parte de la carne con cada intento. Además nadie le oía. Estaba solo en la habitación y eso le provocaba aún más ansiedad. No entendía nada, no recordaba cómo ni quién le había hecho llegar hasta allí, incluso intentó hacer memoria desesperada de quién le podría odiar tanto como para hacerle eso, pero no consiguió obtener una respuesta.
Con la frente llena de sudor, los ojos bien abiertos e intentando concentrar su atención en las cuerdas, cogió una de ellas y comenzó a seguirla para saber donde terminaba, donde podría estar el nudo para así deshacerlo de manera lógica. Deslizaba muy deprisa sus manos a lo largo de la cuerda apartando las otras que se interponían; el pulso le temblaba y más de una vez tuvo que volver a empezar porque se confundía y cogía otra que no era. Así al tercer intento, logró llegar hasta el final de una de ellas. La cuerda no terminaba, sino que se introducía en su muñeca y se perdía dentro del antebrazo. Durante tres segundos se quedó mudo, se le borró toda expresión; simplemente no se lo podía creer. Trató de tirar suavemente, pero la cuerda estaba muy metida y se hizo daño. Imaginaos el miedo del pobre niño!
Repitió la misma operación con las otras y el resultado fue exactamente el mismo: Las cuerdas se metían por las muñecas y el empeine de los pies. Pero no había sangre, ni cicatrices ni grietas. Simplemente entraban en su piel y ya está.
Totalmente confundido, Vincent ordena cada uno de los gruesos hilos de cada una de sus extremidades y se pone en pie con mucho cuidado, como si esta acción pudiera provocar algún tipo de rechazo en su cuerpo. Le tiemblan las piernitas y no deja de imaginarse el aspecto que tendría visto desde fuera. “Soy como una marioneta”, pensó. Inmediatamente después de erguirse, las cuerdas se tensan, como si alguien tirase de ellas desde arriba y el niño queda totalmente distorsionado, con un brazo levantado, el otro en horizontal, una pierna adelantada con respecto de la otra y el torso ligeramente inclinado hacia delante. Exactamente igual que la marioneta que ha imaginado.
Se pregunta de quién será la mano gigante que le ha puesto en esa situación; ¿será por las alas de aquella mosca que guardé en el cajón o por la dentadura postiza de mi abuelo? ¿No sabía mejor aquella gominola?  se dijo. Bueno, a lo mejor es que todavía sigo siendo de madera y la nariz puede crecerme aún más! puede que sea mejor que… ¡mamá!... ¿otra vez el colegio?... ¡María me ha vuelto a quitar mis gijoes!...¡y encima no puedo decir mierda!...
Tic, tac, tic, tac, tic, tac...
Mi consejo, Vincent: deja de pensar tanto y juega, que lo que viene después es peor…

lunes, 21 de marzo de 2011

Cara donna Leonina

Gracias por regalarme uno de los días más dulces del año, por reaparecer así, sin avisar, cargada de cariño y cargándome a mí de serenidad.
Por fin quemo los trapos manchados de frío y distancia. Siempre recordaré tus camisas de encaje blanco, tu fetichismo animal y abrumador y esa capacidad de unir sentimientos con la sinceridad de tus palabras.
Espero que te quedes para siempre y que todo te salga como sólo tu te mereces, mi niña bonita. Gran Calidad la tuya, Fedora

viernes, 18 de marzo de 2011

Ruleta rusa

En un momento determinado y en un lugar impreciso, alguien acercó el cañón de una pistola a su sien derecha. Respiró profundo, cerró los ojos y con gesto pausado tensó los músculos de su antebrazo para apretar el gatillo.
Al cabo de un segundo, saltaron por los aires miles de notas musicales, pero su cerebro seguía intacto.
Semicorcheas, arpegios y claves sueltas se desparramaban por sus mejillas, goteaban silencios de blanca; su requiem se deshacía en un compás de 3 por 4.
Tras la orgía de tinta y pentagramas, recogió sus sonidos y los metió en un tarro de cristal. Hizo agujeritos en la tapa para poder escucharlos de vez en cuando y sentir la inutilidad de los acordes mal compuestos.

jueves, 17 de marzo de 2011

Disección

Un escrito incisivo y reciente, me ha hecho pensar en cómo sería tu cuerpo diseccionado, con qué velocidad correría la sangre por tus capilares descubiertos si te dieras cuenta de lo caprichosa y demoledora que has sido. La mía se ha infectado; Eso le ocurre por mezclarse con la de dudosa credibilidad. Al igual que en esta inspiración escondida, la recolocación de mis propios órganos a golpe de bisturí logrará extirpar este maldito estorbo.

sábado, 26 de febrero de 2011

Tierra y aire

A lo mejor es cierto que si cavamos y cavamos, podemos hacer un agujero por donde caer y colarnos en el mundo al revés, donde las bicicletas van por el aire y los aviones patinando sobre el hielo, donde las multas de tráfico son de chocolate y las sonrisas viajan en ascensor.
El gato Fuz vino de ahí abajo, al igual que los sueños revelados o las historias narradas de final a principio; como los besos articulados en mis extravagantes fantasías.
Aquí en la tierra firme, me quedo con el sabor de esa copa de vino alemán, tu miedo a los espíritus y la repatriación de mis fantasmas.

viernes, 25 de febrero de 2011

Sin título 6

Un abuelo contándole a sus nietos un cuento junto a la chimenea, un cachorrito mordisqueando una zapatilla, una sopa de estrellitas... eso es entrañable
Gracias por el sartenazo en la cara.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Un cuento para Alicia

Todas las noches antes de dormir, una niña llamada Alicia le contaba un cuento a su gato para que se hiciera un ovillo a su lado y ronroneara a ritmo de poesía.
Una noche, Alicia olvidó abrir el libro de fantasía y se quedó dormida sin haberle hablado a Fuz, (así es como se llamaba el minino) de aquellas ciudades perdidas llenas de gatos valientes y elegantes siamesas. Fue entonces cuando Fuz tomó el libro y lo abrió por la mitad, encontrando una increible historia de niños que no comprendían los temores de los mayores, y de cómo los primeros se sorprendían ante las contradicciones de los segundos, cuando en realidad la vida para aquéllos era muy sencilla.
Sin hacer ruido, como es costumbre en los felinos y más en los gatitos caseros, Fuz se tumbó junto a la almohada de la niña y suavecito comenzó a hablarle del miedo que los mayores tienen a sus propios rinconcitos, que en algunos casos se llaman inseguridades y en otras simplemente soledad, y que por muy oscuros que éstos fueran, siempre estarían iluminados por las velas de la gente que les quiere y sobre todo, por los grandes candelabros de sus propios corazones. Fuz quería a Alicia y sabía que por muchos rinconcitos oscuros que tuviera cuando se hiciese mayor, nada podría con sus ganas de amar y sonreir. 
Los gatos saben muchas cosas que los niños desconocen. Quizá por eso, siempre se enroscan entre las piernas de los más pequeños...

domingo, 13 de febrero de 2011

Delicatessen

Mercedes es una mujer de mediana edad, propietaria de una carniería en el centro de Madrid. Como cada sábado del mes, prepara con esmero bandejitas rellenas con las sobras de las ansias de la gente. En su tienda, los nervios y la tristeza se transforman en delicias curativas.

C.P. 3G8Q3J

El descaro del silencio me deja el  regusto agridulce de la distancia y con ella el olvido y con él la transformación. Deshago lo andado y cojo la otra calle, la que me lleva a un barrio sin memoria. Así que me armo de paciencia y me pongo mis mejores zapatos para caminar por sus aceras, con la calma, o lo que me queda de ella.

domingo, 30 de enero de 2011

Segundo acto

Una mujer llamada Decepción, parte en trozos historias de su pasado y se los tira a las palomas de la plaza. Después se va de cañas con la duda en los labios y restos de seda en la comisura; sonríe a pesar de todo.

miércoles, 19 de enero de 2011

El trapecio

En mitad de un escenario a oscuras aparece un foco grande, blanco y luminoso. Un trapecio colgado del techo de la sala oscila como un péndulo, pasando a ritmo constante por el haz de luz, de manera que sólo se ve lo que ocurre en él cuando queda iluminado. No hay música, ni siquiera se oyen los murmullos del público.
En ese trapecio, una mujer realiza una actuación, amarrando su cuerpo desnudo a la tabla y los cordeles. No escucha nada, tan sólo el latido de su corazón y el jadeo de su respiración.
A cada balanceo, su cuerpo se enrosca por las cuerdas, haciendo de su suspensión una danza trival que sigue los impulsos de sus sentimientos desconchados. El erotismo que desprende el roce de la madera con su piel decidida crece a medida que lo hace la emoción encerrada en su pecho.
Los recuerdos se resbalan por los brazos y las muñecas y los agarra fuertemente con las manos de manera que sus movimiento cambian para no dejarlos escapar, creando posturas más arriesgadas que provocan al equilibrio y a la altura; El trapecio, como si fuera su amante, la acoge con sus brazos trenzados y duros y la escucha estremecerse en silencio. Y debajo, la red.

martes, 4 de enero de 2011

Las tareas de mi sombra

Mi sombra tiene huecos por los que se cuela tu sonrisa.  A mi sombra le haces falta para que se alargue con la última luz del día. Se enreda en tu pelo cuando te despiertas y se acerca a tu boca para oler el aliento a café cuando desayunas. Si no estás, se escapa para buscarte, trepando hasta la ventana de tu dormitorio para colarse por una rendija y velar tus sueños, dejando sus huellas etéreas y silenciosas que se secan cuando te despiertas. 
Pero en los días soleados te acompaña montada en tu silueta oscura, cabalgando tu rastro como un caballero medieval para conquistar tus pasos.

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