martes, 2 de noviembre de 2010

irreversible

Ella caminaba atravesando la silueta de las personas que se encontraba a su paso, revotando su ardor consumido en la mirada secreta de los flirteos. Nada conseguía atravesar su burbuja y si alguna sensación  mágica osaba hacerse un hueco, era devorada y transformada en glucosa para poder seguir viviendo impasible. 
Impunemente, se comunicaba a través de la barrera del temor transformada en inexpugnabilidad.
Acariciaba, besaba y hacía el amor con una coraza que sólo ella veía, pero que el resto padecía y cuando lloraba, sacaba la cabeza y las manos para poder salir de la realidad que le hacía estar triste y así poder secarse las lágrimas en el aire de la vida que tanto admiraba.
Convertida en la tejedora de sus temores, elaboraba tapices de sensibilidad entretejida con jirones de sexualidad correspondida e implicación agarrotada. Como la Penélope de la Odisea, trabajaba en sus delirios por la mañana para deshacerlos por la noche.
Siempre que intentaba saltarse las reglas de sus propias retenciones sentimentales el miedo apretaba un poco más su corazón agotado de tanto desear una nueva vida.
Cuando creía sentir el atisbo de un enamoramiento e intentaba dejarse llevar, su cuerpo se convertía en un río de placer al tiempo que su alma se encerraba bajo llave y todo volvía a ser igual; 
Se había convertido en una auténtica coleccionista de piedras preciosas sin brillo que solo luciría en los pasillos de su mansión desolada. 

miércoles, 20 de octubre de 2010

Sin título 5

De tus ganas, me quedo con la tinta de tu respiración que me dibuja en volumen

martes, 12 de octubre de 2010

Geometría razonable

En un cruce de caminos nuestras vidas se volvieron paralelas

La niña de blanco



















La niña de blanco apretaba fuertemente las cuerdas con sus pequeñas manos intentando saltar con esfuerzo al ritmo de sus compañeras. Llevaba puesto un vestido largo y vaporoso que marcaba a cada salto las sutiles formas de un cuerpo curioso y primerizo, pero firmemente decidido a llevar el juego de la comba hasta el final.
Con el movimiento, sus ropas se deshacían en ondas de fina nieve que hacían las delicias de los chiquillos y la envidia de las muchachas.
En las fiestas de los pueblos, los padres engalanan a sus hijos con las mejores ropas, pero sin pretenderlo, la niña de blanco destacaba sobre el resto, y no por tener el mejor vestido, sino por la pecualiar manera de lanzar por los aires los volantes del mismo cada vez que la cuerda pasaba por debajo de sus pies.
En su estética infantil, se mezclaban a partes iguales la inocencia  que da el estado de concentración para evitar fallar en el salto con la perseverancia de intentarlo una y otra vez, sin lastimar el dobladillo de la delicada tela, como si su ropa fuera una segunda piel que se dilata y se contrae al ritmo del frenético juego.
Poco a poco, la niña lograba domar el cordel, dibujando en el aire formas geométricas y cambiantes por las que su cuerpecito se introducía, terminando cada acrobacia en un festival de nubes blancas; y de nuevo otra vez un cambio de giro, una nueva cabriola que dejaba sin aliento a los paños que la cubrían.
Ella era feliz en su almidonado ejercicio, ajena al resto de compañeras que saltaban con relativa facilidad y competían por ser la más diestra en el juego de la comba. Pero a diferencia de ella, el resto si que observaba la deliciosa coreografía que la niña las regalaba  sin ser consciente. Eso era precisamente lo que la hacía distinta y especial.

lunes, 27 de septiembre de 2010

La matemática del pretendiente

El diagrama de flujo del algoritmo del cortejo es una de las consecuciones de acción-reacción más sorprendentes y excitantes que se puedan experimentar. Lo único que conviene tener claro es que la flecha ha de ir en línea recta, siempre hacia los colores más cálidos.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Dos hilos rojos

Dos hilos rojos se encuentran en un punto de una hoja en blanco.
Primero se sorprenden y se miran frente a frente con curiosidad; se acercan lentamente con cautela, sin perderse de vista, observando qué clase de hebras posee cada uno: Las del hilo de la izquierda son finas y fuertemente entrelazadas formando una espiral compacta; las del hilo de la derecha son gruesas y trenzadas en formas geométricas con la misma firmeza que las de su compañero, así que ninguno de los dos se relaja, manteniendo su estructura apretada y en tensión.
Cuando se han reconocido, pasado un tiempo, comienzan a relajar su entramado y enrollándose suavemente se miran de costado, de perfil y de soslayo, pero esta vez con una coreografía abierta y tranquila.
Los dos hilos rojos se gustan porque bailan a la vez danzas ondulantes; se juntan y se separan rozando sus  respectivos lomos de fibra y sintiendo el cosquilleo de los flecos sueltos.
Cuando uno aprieta más de la cuenta al otro, éste se contrae volviendo a endurecer su estructura  a modo de coraza, pues aún no se conocen lo suficiente como para confiar en sus propias reacciones. Es entonces cuando se desenrollan y se alejan prudencialmente sin saber muy bien qué hacer.
Dándose espacio y siendo conscientes de la complicidad adquirida, los dos hilos vuelven a acercarse, pero esta vez con más decisión, pues entre toda la gama textil que han conocido, ellos son , el uno para el otro, los ejemplares más interesantes y atractivos que han conocido.
De esta manera vuelven a enroscarse como culebras y juntando sus morros en un lazo de doble nudo, convierten sus discontinuidades en una sola línea roja y elegante, para volver más tarde a soltarse sin dejar de combinar sus finos cuerpos en formas rojas y cambiantes.





jueves, 2 de septiembre de 2010

El sabor según Aurora

Cada vez que Aurora entraba en una carnicería, su cuerpo se contraía en una deliciosa ebriedad de excitación; todas esas piezas rosadas y desnudas expuestas descaradamente ante sus ojos, le recordaban sin remedio los diferentes encuentros acontecidos en el último mes. 
Las diversas propiedades culinarias de la carne laxa y magra, se relacionaban dentro de su cerebro con los sabores perfectamente archivados de cada una de sus amantes, de tal manera que sin apenas proponérselo comenzaba a inventarse platos nuevos mezclando el dulzor sereno de Raquel con  la cremosidad juvenil de Rebeca si miraba hacia el magret de pato y el carpaccio de ternera o el gusto salado de Lucía con el desenfreno achampanado de Ana si lo que observaba eran los magníficos filetes de solomillo. 
El deleite que experimentaba en esos momentos era tan delicioso, que procuraba no coger el tiquet del turno hasta un buen rato después de haber entrado, aprovechando la gran cantidad de clientes que esperaban para comprar. Ese era para Aurora un gran momento, porque podía llegar a captar varias sensaciones y sabores a la vez, convirtiendo su espacio íntimo en un fogón de fantasías aderezadas con el pulso de su entrepierna.  Pasado ese tiempo, cogía su tiquet y en el momento de acercarse al mostrador y señalar la pieza mediante un suave arrastre de la mano en el cristal, comenzaba a humedecerse los labios premeditadamente, preludiando el nuevo sabor que le daría a su noche de sábado.
El carnicero le daba su pedido sin percatarse de la embriaguez que rodeaba a Aurora, la cual saliendo del establecimiento, desenvolvía la carne y cogiéndola entre las manos, la colocaba muy cerca de la boca de manera que su propio aliento le rebotaba con un olor crudo a proteína en estado puro, sintiendo el poso del encuentro fascinante que de Marta guardaba la noche anterior. Y era entonces cuando cerraba los ojos, entreabriendo la boca y respirando profundamente, dejando escapar un tenue gemido, casi imperceptible, producido por el placer que le suponía el recuerdo de la textura suave y resbaladiza de la piel de sus amantes. Una secuencia de productos de alto gourmet aparecía en su imaginario palatal como si de un negativo de fotos se tratara, cada imagen con un sabor asignado, dependiendo del olor, la música y la mujer que apareciera en su recuerdo.
En eso pensaba Aurora los días en los que la carne estaba en su menú semanal.

viernes, 27 de agosto de 2010

La proteína primitiva

En mi imaginario, las carnicerías se convierten en espacios sexuales.
Te muestras para mí igual que lo hacen los muslos de pollo, las hamburguesas envasadas y los cuartos traseros de las terneras en el momento en el que la saliva comienza a aparecer involuntariamente, rindiendo tributo a la proteína primitiva.
Cuando veo al carnicero toqueteando un buen solomillo o enseñando las hermosas piezas de color rojizo que dejan restos de grasa en las manos, me imagino que con las mías te moldeo como a la carne picada con su textura deliciosa y orgánica; Me entras por los ojos igual que los filetes frescos en las bandejitas, jugosos y apetecibles, que juegan a seducirme con sus fibras palpitantes..
Quiero embadurnarme de fluido, apretar los nervios y los cartílagos entre mis dedos y sacarlos impregnados en sangre; la suciedad de la vida misma, tan obscena como real y deseada.
El olor a carne cruda y el ambiente emponzoñado de los mostradores me hacen fantasear con el sabor de tu lomo, servido como el mejor de los Carpaccios.

jueves, 19 de agosto de 2010

La melodía. (Homenaje a Haneke)

Antes de preparar la cena, Paula se pone a planchar en el salón de su casa mientras ve un documental sobre animales salvajes. Ha amontonado la ropa arrugada en un sillón que está a su izquierda y va cogiendo las diferentes prendas con un movimiento pausado pero constante, levantando a menudo la vista de la tabla para mirar el televisor y mostrando una mezcla entre interés y distracción para matar el rato. En frente del sillón y también a su izquierda hay una mesita redonda con una botella de vino y una copa que llena y va tomando de vez en cuando. Plancha la ropa de manera metódica y precisa, como si fuera lo único que hubiera hecho en los últimos años. Está vestida con ropa cómoda de estar por casa y se ha recogido el pelo oscuro en una coleta alta dejando ver una cara expresiva de tez blanca.
Paula es una mujer de mediana edad que trabaja en un teatro de la ciudad impartiendo clases de arte dramático a chavales que están comenzando su carrera actoral. Esa noche ha llegado más tarde de lo habitual a su casa y quiere dejar la ropa preparada para mañana, lo que nos hace pensar que se trata de una mujer responsable y organizada.
Apenas lleva quince minutos con la tarea cuando comienza a escuchar unos chillidos agudos de niño seguidos de unos insultos de voz masculina provenientes del piso superior. Es un diálogo desgarrador e inoportuno que comienza con un volumen bajito y sube hasta un tono inapropiado.
De repente el semblante de Paula se vuelve rígido y el rostro se le oscurece. Con un gesto automático deja la plancha en posición vertical y sube la cabeza como si fuera a ver a través del techo lo que está sucediendo, que por otra parte, no es muy difícil de imaginar. Vuelve a bajar la cabeza, coge el mando de la tele y quita el volumen para escuchar mejor. Apoya los brazos en la tabla con actitud de malestar, mirando hacia los lados con esa expresión de saber perfectamente “lo que está sucediendo”, mientras las aletas de la nariz se le hinchan y su boca adquiere un mohín de desagrado. Así se queda durante unos segundos, sin saber qué hacer, escuchando paralizada el himno de la desgracia que desaparece del aire tal y como vino.
Sin poder relajar los músculos de su cara, comienza impredeciblemente a volver a planchar, como si lo que acabase de escuchar con claridad no hubiera existido y fuera producto de su mente, pero su actitud es la de quien sabe lo que está ocurriendo y no hiciera nada al respecto. Sigue planchando, primero despacio con la vista fija en la tabla y luego con más energía como si quisiera espantar los malos pensamientos, pero ahora sus gestos son tensos y la manera de coger la ropa ya no es la de antes, sino más nerviosa. Hace una parada para tomarse de un solo trago la copa de vino y al terminar deja caer los brazos en actitud derrotista, alzando la cabeza con los ojos cerrados y respirando profundamente. Tras esta pausa, retoma la actividad.
De repente los gritos vuelven, pero ahora también acompañados de llanto y pasos atronadores por el pasillo. Paula vuelve a coger el mando del televisor para subir la voz hasta un volumen más alto que al principio y mientras plancha, ve la pantalla sin prestar mucha atención a lo que dicen; sólo quiere que el documental apage el odioso espectáculo de sus vecinos.

jueves, 12 de agosto de 2010

El físico que estorba

El tenerte debajo me pone mucho. Así te miro mientras resbalo sobre tu sexo. Te miro y te veo desde fuera como si no te conociera y estuviera follando con una desconocida que me gusta. Y de esta manera te pienso y me excito y te quiero porque haces que me excite pensándote.
¿Quieres saber cómo te pienso?
Cuando nos devoramos como animales a la intemperie, tu cuerpo me estorba. Te retaría a una lucha sin miramientos. Es tan fuerte el deseo, que se aplacaría tan sólo viéndote sufrir, sometida por el dolor de mis manos al golpearte. Y buscaría tu sangre que con su gusto metálico calmaría mis ansias, como un trofeo de guerra.
Quiero que tu cuerpo fluya para que me embadurne de rojo oscuro. Quiero que te duela y que me ofrezcas tu dolor como prueba del amor que me profesas.
Entonces yo caigo sobre tus rodillas y siento que te adoro.

miércoles, 21 de julio de 2010

La sobremesa

En un escurridor de pasta y arroz dejo secar mis ideas más absurdas sobre la vida. Después las moldeo en forma de interrogación y las horneo hasta que queden bien doraditas. Finalmente las espolvoreo con esencia de humor y paciencia, las empaqueto y las dejo listas para ser consumidas a la hora del café de sobremesa.

martes, 20 de julio de 2010

Alas Rotas (Alba.G. Corral y Stendhal Syndrome)

En la oscuridad de una noche sin luna nadie puede ver el puzzle que a mis pies han dejado mis alas de cera derretidas e inservibles, mojadas por mis lágrimas y rotas en fragmentos sin sentido.
Me siento tan impotente como Ícaro al volar demasiado cerca del sol, sólo que esta vez fue la soberbia la que por un momento nubló mis ojos, yéndome a estrellar contra el cuadro hiperrealista de mi propia existencia.
He vuelto a perder, yo que pensaba que había aprendido a moverme a la misma altura que las miradas sinceras...
Esperaré paciente a que algún ángel disfrazado de princesa callejera las despegue del suelo, las recomponga con hilos de humildad y me las vuelva a colocar para poder andar entre la gente sin levantar el vuelo a cada paso en falso.

Alegoría de una cabeza

La cabeza reducida de los Jíbaros no es en realidad un trofeo de guerra, ni siquiera el símbolo de la supremacía frente al enemigo, sino la alegoría de una caravana de recuerdos, la Llorona de Chavela que de tanto pensar y añorar se ha secado como una uva pasa.

lunes, 19 de julio de 2010

La mujer mosca

Esta mañana al despertarme, he ido como de costumbre tambaleándome entre la oscuridad hacia el cuarto de baño para lavarme y borrar la cara de cartón que se me queda cuando la noche ha sido relativamente tranquila.
Pero antes de encender la luz y poder mirarme en el espejo he sentido unos picores en los hombros y la espalda que han seguido a otros en el cuello y los muslos, diferentes a los picores de otras veces.
Al encender la luz y observarme, he podido comprobar que de las partes de mi cuerpo atormentadas por las uñas salían pequeños y negros pelos, como cañones de juguete. No paro de rascarme, mientras mis ojos tienen un ligero color ámbar que me gusta y me asusta, porque desde luego nunca han sido así.
Algo extraño está sucediendo; parpadeo a gran velocidad, pero mi cambio es tan leve que no se si lo que siento y veo se debe a la modorra o realmente está sucediendo algo que no puedo explicar.
Me aparto de un salto, me lavo la cara para despejarme la cabeza y comprobar si todo esto es producto de un mal despertar. Pero al contacto con mis manos, mi cara se ha convertido en un mapa de arañazo, como si algo hubiese abierto surcos diminutos en la piel. Aterrada observo que en las palmas tengo pequeños trocitos de carne terminados en minúsculos garfios ovalados, duros y ásperos.
Mi sorpresa ha llegando al máximo y aún así intento calmarme para lograr comprender lo que me está ocurriendo.
-No puede ser, esto es una alucinación - me digo con voz baja y temblorosa mirando detenidamente mi piel que ha comenzado a adquirir una tonalidad ligeramente verde, surcada por líneas rojizas -El libro de Kafka que leí hace unas semanas me está haciendo perder la cabeza. Esto no es real. ¿Cómo demonios voy a convertirme en insecto si eso es tan improbable como la existencia de los zombies?
Al contrario de lo que pensaba, lo cierto es que en realidad me estoy transformando en una drosophila melanogaster y de nuevo estaba equivocada al sentir que el cambio era leve porque la metamorfosis que estoy sufriendo se acelera a cada minuto. Mis ojos están pasando a ser una colmena de microhexágonos, resultándome fascinante a la par que inverosímil observar cómo la pupila y el iris han dejado de ser círculos para pasar a crear formas rectilíneas geométricamente perfectas; Ahora tengo ojos compuestos a través de los cuales puedo llegar a percibir las zonas calientes de la casa en un tono insoportablemente rojo, así como los objetos de mi mesita de noche que cada vez quedan más y más lejanos. La piel del cuerpo se me desprende lentamente, dejando trocitos de mi preexistencia humana esparcidos por el pasillo, dando paso a una nueva epidermis dura y brillante que asoma tímidamente. Mi cabeza se mueve con rapidez a uno y otro lado. Las cosas que logro agarrar, como el cepillo de dientes para lavar los pocos que me quedan en la boca, se me caen ya que sin darme cuenta hasta ese momento, me he ido quedando sin dedos y en lugar de falanges me han ido saliendo garritas con ventosas con las que, supongo, podría caminar por las paredes como Spiderman o Jeff Goldblum en el remake de La Mosca.
La paulatina y considerable reducción de mi tamaño se hace patente en el hecho de que los muebles que antes me llegaban por la cadera, ahora se me antojan montañas. Ya no puedo caminar sin dejar de emitir un curioso zumbido producido por las magnificas alas que han aparecido en mi espalda. Se trata de membranas traslúcidas llenas de nervios con las que puedo desplazarme velozmente de un sitio a otro sin tocar el suelo, movidas a mi propia voluntad; además ahora no siento hambre de plato cocinado, sino apetito de miel y azúcar.
Mi veloz metamorfosis apenas me ha dejado tiempo para sentir pánico; más bien es curiosidad lo que me invade. Dejar de pertenecer a la especia humana y pasar a mejor vida siendo un insecto volador puede resultar mucho más interesante que ir todos los días al trabajo y aguantar la porquería de las noticias y los programas sensacionalistas de la televisión. Aunque también pienso con tristeza en las noches de sexo y rock and roll o las cenas y sesiones de cine con los amigos de mis días humanos. Y sobre todo a mi familia. ¿Qué dirán todos ellos cuando no me encuentren por ninguna parte? ¿Podrá ser cierto que en algún momento tenga que pensar que intentarán asesinarme con la suela de una zapatilla cuando vuele a su lado?
Lo cierto es que estas cosas han dejado de preocuparme y en lo que ahora se centra mi atención es en la cantidad de pequeños nuevos seres que podré conocer y que antes representaban una amenaza para mí. Podré ver a mi misma escala a las temidas avispas sin importarme demasiado la amenaza de su pernicioso aguijón, o a las polillas tan odiadas por los propietarios de las prendas de vestir a las cuales acuden para saciar su voraz apetito, riéndome al recordar aquellos pequeños agujeros de mis camisetas.
Ahora los arcenes de mi vida son tan extraordinariamente anchos que podría pasarme el día planeando con mis alas sin salirme de la calzada, dando vueltas y vueltas en la misma habitación, mirando con cierta curiosidad el libro apoyado sobre la mesita con el marca páginas separando lo leído de lo desconocido y que tanto me gustaba leer por las noches o recordando de repente la cita que hoy tenía contigo y a la que por supuesto no asistiré, al menos con el cuerpo con el que estabas acostumbrado a verme.

Así se me pasan las horas, hasta que por fin decido dejar de volar en rededor y aprovechando que la ventana de mi cuarto está abierta, me largo del cutre piso de alquiler en el que malvivo para emprender una nueva vida plagada de misterios, sin olvidar que ahora mis nuevos enemigos tienen forma de spray o una larga y pegajosa lengua.

domingo, 18 de julio de 2010

Eros y Psique

Eros procede del Caos, representa el amor físico, el instinto reproductivo.
Enormemente bello, se casó con Psique, el Espíritu, una joven de inigualable belleza. Es por ello que Afrodita, sintiéndose celosa, intentó persuadir a su hijo para que lanzara contra la joven una flecha envenenada de fealdad y angustia, no consiguiendo más que aumentar la atracción entre ambos.
Los dos esposos disfrutaban de una relación intensa y feliz y a pesar de que cada noche hacían el amor apasionadamente, Psique tenía prohibido mirar el rostro de Eros cuando yacían juntos, esa era la única condición impuesta por los dioses, ya que la mentalidad de la Grecia antigua no concebía una relación perfecta.
Una noche, devorada por las dudas sembradas por sus hermanas ante tan extraña e injusta situación, no pudo evitar mirarle a la cara mientras se amaban, reconociendo en él a un hombre aún mas bello de lo que creía. A Psique le tembló el pulso y de sus manos brotó un aceite abrasador que quemó la piel de Eros, rompiéndose la magia y el amor entre ellos.
Ella fue castigada por Afrodita a descender al Tártaros y pedir a Perséfone un cofre que debía permanecer cerrado, pero una vez más la curiosidad hizo que abriera la tapa, quedando sumida en un sueño eterno.
Eros seguía enamorado de Psique y sufriendo la pérdida de su amor la buscó desesperadamente hasta encontrarla en los infiernos, inmóvil, fría.
El Amor despertó al Espíritu con un beso. El Espíritu devolvió al Amor el beso mirándolo a los ojos.

viernes, 16 de julio de 2010

El vampiro de Edwuard Munch

Nuestros cabellos se enredan en el momento en el que asaltas mi carne indefensa. Me arrebatas mi sagre, lo más preciado que tengo y me ofreces a cambio un rostro enjuto, carente de afecto.
Paralizas mi contorno y mis ojos friccionan con el aire congelado de tu aliento, porque lo que recibo de tí es contrario a lo que me robas.
En medio de tan macabra escena, tus brazos me rodean fuertemente y por un momento creo sentir un hilo de calor que sale de tus venas preñadas del hurto.
Me dejé seducir por tus ojos delirantes de lascivia roja, del tormento que mostrabas ante la vulnerabilidad de depender de los demás para saciarte. Te amé con la locura de los amantes trasnochados. Te amé tanto que te regalé ríos coagulados.

La humedad

Camino hacia el ocaso en dirección a tu vientre. Más allá, la noche me sorprende ocupada en atizar las llamas que pululan por tu interior. Te rodeo buscando un manantial de agua fresca que calme mi sudor y finalmente me tropiezo con tu boca al Alba que me alivia y me ahoga; Dejamos al sol que nos pinte de naranja. El rojo ha dado paso al púpura y luego al azul claro.
Me gusta combinar los colores y dibujarte con la misma gama, pero siempre diferente.

martes, 29 de junio de 2010

Cromatografía incoherente

Resulta que no podía distinguir el rosado de tus mejillas cuando te ruborizabas, ni el amarillo del limoncello. Tampoco el rojo de la sangre que corre entre mis muslos ni el color ligeramente púrpura de la carne mancillada tras el delirio de un encuentro trasnochado. Las flores que pueblan la fachada de mi casa no son sino un amasijo de tonalidades dentro de la escala acromática de los Cárpatos invernales.
Los cuadros terminaron siendo colección de pinceladas disecadas sobre telas que añoraban un azul imaginario. Siempre era la misma hora, sin tener muy claro que fuera verano pese a estar en Julio o invierno estando en Enero. Sólo el calor pegajoso me ayudaba a distinguir la estación estival y tu ausencia las noches congeladas.
Me muero sin colores; Dolor sin los besos anaranjados que me robas detrás de un árbol en el parque; Dolor sin el salvajismo verde de los montes, sin la sal azulada del mar de mi ciudad. Incluso el sueño eterno de los muertos tiene su propio color.
Tendré que inventarme un diccionario newtoniano a mi medida. Una máquina capaz de codificar el marrón de tus ojos y el blanco del vacío en sonidos que me ayuden a cromatografiar la felicidad de vivir en el mundo de los vivos. Sólo la oscuridad de la noche estará muda y aún así, sabré que al despertar del sueño los paisajes se convertirán en un tropel de compases.
Cada vez que te susurre al oído, tu cara se convertirá en una suave cadencia de notas que reflejen el rojizo de la turbación. Contemplar los cuadros expuestos en un museo será lo más parecido a una batalla de dulces notas de xilófono que floten por las ranuras casi imperceptibles de los trazos del pincel que los creó.

miércoles, 16 de junio de 2010

Del absolutismo y otros demonios...

Hermosas Cómplices de mi dictadura, las que me permitieron jugar a una partida en la cual inventaba mis propias reglas. Vísteis mi lado desgraciado y sin embargo seguísteis meciéndome en el cariño y el calor de vuestros senos llenos, turgentes... y yo me avergüenzo de mi conducta y dejo que la experiencia me ponga en mi sitio, que está al otro lado del puente. Los puentes... Maravillosas estructuras que permiten el avance y unen las dos orillas enfrentadas. En una estoy yo esperando; Por la otra se acerca un pelotón de fusilamiento dispuesto a atravesarme con balas de fogeo para asustarme de tal manera que del aviso aprenda a instaurar una democracia en la cual los conflictos se resuelvan entre las dos partes. Mi yo mandatario y absolutista ha sucumbido; Ya he elegido el ataúd.

La silueta del duelo

Lo que no me mueve me duele y lo que me mueve me duele aún más. Pero a diferencia del dolor que se clava en las fibras musculares (como unas agujetas insoportables) o el punzón que perfora el pecho y hace que el alma ruja de desesperación, este otro dolor es distinto. Es un arrebato que convierte en finas lonchas toda la rabia y la impotencia de no saber hacer mejor las cosas, y comérmelas después con una sonrisa envuelta en esperanza; Es recolocar los pesados libros de mi estantería, pero no por el tema o la importancia de la materia a tratar: Son libros de consulta ilustrados e intocables a los que acudo para entender mejor los sentimientos que me provocan las voces de mi interior; al sonido de fuera he aprendido a escucharlo desde una cierta perspectiva auditiva.
A este dolor lo mimo para que no deje de existir y lo incito para que me ayude a conservar la espalda recta...

miércoles, 2 de junio de 2010

La estrofa muda

En una ciudad dormida, trepo a medianoche por las tuberías del edificio hasta llegar a tu ventana y te miro a través del cristal, agudizando el olfato como un animal, llegando hasta mí el aroma de tu calma.
Me agazapo junto al alfeizar y te observo respirar en movimientos lentos y constantes, teniendo como único escolta la soledad de la noche.
Comienzo a enrollarme en el hilo imaginario que sale de tu abdomen, como si mi piel fuese arena y se adaptase a tu estilizada figura de Ariadna seductora, mimetizándome con tu silencio y convirtiéndome en la carnívora de tu silueta. Desde el otro lado del cristal mi fantasía comienza rodando por tus pies fríos que calman la temperatura de mi boca; trepo por las rodillas caminando hacia el ocaso en dirección a tu vientre, pero al llegar a los muslos me detengo en tu mitad imaginando su textura como la de un molusco indecente que palpita a mi contacto y me llena la boca de sal.
Sigo enrollándome en tu red blanca, revolcándome por la orografía de tu pecho hasta llegar al cuello. Lo huelo, lo reconozco como mío y me invento su sabor que me penetra como un puñal de delicioso filo. Te rodeo buscando un manantial de agua fresca que calme mi sudor, tropezándome al fin con tu boca que me alivia y me ahoga. Y es entonces cuando comienza mi frenesí...
Desde el silencio al otro lado de tu ventana, las ansias se agolpan en la punta de mis dedos que recorren con precisión de cirujano mis aristas físicas. Y una vez más es el silencio el que marca el tempo de mi adagio, acelerando el aire de mis pulmones hasta convertirlo en un allegro moderato.
Mi partitura se alarga en un pentagrama bañado con mis ganas en el que las diez últimas estrofas se agolpan en un amasijo de corcheas que temerosas de despertarte tiñen de tango mudo mi entrepierna, imaginándome que son tus manos las que me tocan y las que secan mi sudor.
Y de nuevo es el silencio de tu sueño el que me devuelve a la calma de donde salí antes de que el imaginario se me adelantara poniendo fin a mi derrame.



lunes, 24 de mayo de 2010

Latidos en mi bemol mayor

Acostumbrada a probar más veces la sangre ajena que la mía propia (aunque me haya tenido que tragar litros de mi fluído en ciertas ocasiones), ha llegado el momento de llenar cubos a través de los cortes de mi cuerpo y así poder regar mi jardín de zarzas.
A veces me da asco mi propia materia y la dualidad en la que estoy encerrada y otras en cambio, me da calor. Qué se le va a hacer, esto no va a cambiar de un día para otro. Necesito una transfusión de mis pequeñas ilusiones.
Quiero ser el Perseo de mi egoísmo... bla bla bla...

jueves, 20 de mayo de 2010

La teoría de los huecos

Si dejara que la vida y los sentimientos alcanzaran su plenitud, no habrían valido para nada tantos momentos maravillosos compartidos o en soledad. La madurez de lo bello me deja un sabor a "nada" porque eclipsa mi propia belleza.
Admiro mi naturaleza inacabada e imperfecta. Si no tuviera huecos dentro de mí, sucumbiría sin remedio

domingo, 16 de mayo de 2010

(Des)Elogio al Tedio

No me toques Tedio, porque si lo haces ya no podré volver a sentir mi clima fresco y puro, sólo aire viciado que se convertirá en huracán y provocará que una gran ola se trague mi barco de madera.
Apártate de mi camino, no me sigas ni preguntes dónde voy; tan sólo quédate en las narraciones de los hombres sabios; quédate en forma de verso.

jueves, 13 de mayo de 2010

Tratado sobre la hojalata

Contrariamente a lo que se piensa, el Ser de hojalata tiene sentimientos; es más, si le acaricias con malicia en el costado, se tambalea de gustito y se ríe con una voz un tanto así: (voz metálico-gutural, activad vuestro sensorial sonoro).
Está claro que no necesita juntarse con repelentes niñas que van saltando sobre ningún opus reticularum ni las necesita para desoxidar sus bisagras de acero, carbono y estaño.
Lo que le pasa a este curioso personaje es que se le ha colado dentro el temor a la rutina de llevar siempre puesto su traje gris perla, pues bajo este corte de confección metálica se esconde un cuerpo vibrante y funcional, capaz de hacer sentir cosquillas más agudas de las que a él le provocan y cuya voz descansa en los acordes sensuales de una garganta que fluye.
Amante de la lógica como fundamento de su existencia (puesto que sus piezas han de encajar para que no se desgaste su capacidad productiva), el ser de hojalata es emocional en el erotismo y tierno como la chirimoya, que por cierto, es su fruta favorita, por si no lo sabíais..

miércoles, 12 de mayo de 2010

La niña y la pala. (me imagino una ilustración de Edward Gorey)

Morgana no tenía muy claro dónde cavar el agujero. Había diferentes sitios propicios para ello, pero por alguna razón se decidió por la zona más baja del páramo, quizá por estar resguardada del viento y expuesta a los ojos curiosos de las colinas.
Sabía que tendría una larga jornada por delante, así que se remangó el vestido y se recogió la melena revuelta en una coleta mal hecha. Total, nadie la vería y aunque el cabello desmarañado fuera sexi, ella ya había echado el candado a su alma, así que borrad esa imagen de vuestras mentes enfermas de amor.
Es extraño, pero al mirar su rostro se podría apreciar un destello de placer ante aquel arduo trabajo. La sonrisa macabra de quien va a pasar una temporada en el infierno, como Arthur Rimbaud.

- "Dejadme descansar sólo un ratito bajo el manto de la tierra húmeda. Plantad jazmines sobre mi lecho para que así recuerde, al menos, el olor de mi propio cuerpo. Dentro de un tiempo volveré con los sentidos preparados, pero ahora necesito que mi Personaje mude de piel y mi Miedo deje de atormentarme..."

martes, 11 de mayo de 2010

En vaso ancho

A la esencia humana me la bebo yo con tres hielos en una noche de tormenta y en vaso ancho, porfavor

sábado, 8 de mayo de 2010

El compotamiento caleidoscópico

Imaginemos que a través del caleidoscopio se vieran, no muchas veces la misma imagen, sino muchas imágenes distintas.
Imaginemos el reproche (externo) de comportarnos como este artilugio (si fuera lo que imaginamos que pudiera ser), de no focalizar en una sóla cosa o persona, sino en muchas cosas o personas, unas más interesantes e importantes que otras.
Por encima de todas ellas, la cosa o la persona que más nos importa, que en realidad es algo así como nuestro sustento más íntimo e inconfesable, solo que se nos hace cuesta arriba el estatismo.
¿Sería justo tal reproche entonces?
¿Hasta qué punto las inseguridades de alguien se pueden pagar con el/la caleidoscópic@?
Hoy me cuesta explicarme. Estoy en plena cuenta atrás de exámenes y mi cerebro tiene poco espacio

miércoles, 5 de mayo de 2010

Happyness

También hay cabida para las cosas hermosas y los episodios luminosos, que los hay y muchos. Ahora hay nubes y sol en mis hectáreas, sólo que de lo bueno no se aprende...
Y de fondo siempre está mi perro, el Óscar. Para tí mi hueso más grande, mi fémur de chocolate sin azúcar para que no te siente mal. Te quiero trufita mía

Willy...

De su libro "El almuerzo desnudo", William Burroughs no recuerda nada, ni siquiera haberlo escrito. Estaba tan metido dentro de sus politoxicomanías, que poco le faltó para que olvidase que también estaba vivo.
A mi me recuerda a algún capítulo fantasmal de mi propia existencia. Sensibilidad in extremis por no lograr hacerla presente; y de nuevo la oscuridad.
Qué necesario es tener a mano una aguja para pincharte de vez en cuando y rezar para que la sangre fluya de la herida; sino, mal asunto...

martes, 4 de mayo de 2010

Una araña corredor

El otro día me miré por dentro y me dí cuenta de que me parezco a un spútnik arácnido. No puedo parar de crear mi propio mundo a velocidades de vértigo con hilo de mi risa y mi llanto. Y de repente veo que las piezas se acarician y bailan hasta ir a descansar a sus respectivos huecos y a las descarriadas las recojo con mis ocho patas y las junto con cariño para que no se me vuelvan a ir. Aunque se que volverán a desparramarse..
Cosas de las arañas...

La muda

La próxima compra que haga será una planta carnívora. Podré alimentarla con las sobras de mis pieles. Mudar de a otra yo más entera es un acontecimiento increíble y ya no quiero coleccionar más tiras de piel, que el cuero no me atrae demasiado

viernes, 30 de abril de 2010

Divagaciones enroscadas

El primer día del mes, la metáfora del primer día del resto de mi vida junto a tí. ¿Y el último día del mes? te buscaré y te volveré a encontrar. Me has enseñado tanto que me atrevería a decir que ahora soy mejor persona. La mujer salvaje enroscada entre mis brazos. Bifurcación de caminos. Felina. No me haces sentir, sino que siento contigo. Cabeza arriba, calentándome los pies y enfriándome la cabeza...
Y mi mente podría seguir divagando sin descanso.

miércoles, 28 de abril de 2010

EL JARDÍN DE LOS SUPLICIOS

El Jardín de los suplicios (Le jardin des supplices (1899)) del escritor francés Octave Mirbeau, es una novela que leí hace años en la que se mezcla la crueldad, la sangre y el erotismo (confieso que la mezcla de estos dos últimos ingredientes me fascina) hasta un extremo que roza la locura; impregnada de un realismo tan crudo que a veces resulta imposible de leer.
En ella, Mirbeau nos muestra un gusto refinado, casi voluptuoso por la muerte, exhudando morbo por lo extraño y lo enfermo. Las imágenes favoritas de Mirbeau serán las de personas buscadoras de todos los placeres como único modo de asirse a la vida o de sentir la proximidad de la muerte. En cierta manera veo en esta novela un paralelismo con "El Erotismo" de George Bataille, en el que según palabras del propio autor: "El ser humano constantemente se da miedo a sí mismo. Sus movimientos eróticos le aterrorizan y su conocimiento epistemológico sólo es alcanzable en un grito agónico de placer o en un alarido desgarrado por el dolor extático de la muerte."
No pretendo hacer un tratado filosófico sobre este tema, entre otras cosas porque carezco de la formación adecuada, aunque me resulten fascinantes ambos libros por lo que cada uno representa, así que os invito a leerlos si aún os queda un hueco..
El Jardín de los suplicios narra las vidas miserables, oscuras y sórdidas de un hombre corrupto que viaja a Ceylán para una expedición científica y de una bella mujer inglesa, Lady Clara, en apariencia sensible y dulce que esconde pasiones sádicas. Los dos protagonistas y su historia, son producto de una narración inventada durante una reunión de intelectuales del siglo XIX, en casa de un escritor académico en la que se habla con entera libertad sobre el crimen, como de un instinto natural unido al instinto sexual.
Ambos se conocen durante un viaje en barco a Oriente e inmediatamente se establece entre ellos una relación erótica. Ella logra convencerle de que deje su misión y la acompañe a China a visitar la cárcel de un pueblo en la que el mal, el crimen, la sangre y el refinamiento de las torturas allí perpetradas serán los ingredientes principales.
Es allí donde el hombre descubre las oscuras perversiones de la dama
Y así entramos en la parte primordial del texto: la visita a la carcel china llamada el jardin de los suplicios. La descripción de torturas atroces, in crescendo en función de la posición social (la tortura a la que es sometido un noble condenado a ser masturbado continuamente por dos gheysas hasta expulsar sangre, terminando por desangrarse, entre otras, son especialmente atroces), nos intentan mostrar, no las torturas en sí mismas, sino el placer, cada vez mayor, que aquellos horrores y aquella atmósfera producen en Lady Clara transportándola hacia el éxtasis erótico.
Sexo, sangre y belleza se amalgaman en el jardín de los suplicios contándonos que el horror es precisamente la hermosura para la dama, la cual busca huir del tedio a través del éxtasis en la muerte y de la visión placentera de la tortura y el dolor ajenos.

martes, 27 de abril de 2010

Sin título 4

Siempre admiramos lo ajeno..

sin reflejo

El pánico a mostrarme hace que prefiera mi reflejo vampírico en los espejos; Creo que ni las cruces ni los ajos harán que desaparezca la eterna duda de quién demonios soy.
Y ya no me planteo si eso es bueno o malo. Seguiré saliendo por la noche, seguiré corriendo con mi perro por la playa, seguiré amando, seguiré conquistando nuevos mundos y seguiré respirando, pero si de algo estoy segura es de que esta sensación forma parte de mí y me seguirá allá donde esté. La palabra escrita es la única forma que conozco de ser absolutamente sincera.
Amen

martes, 20 de abril de 2010

Cajón desastre de realidades

Cajón desastre de realidades que me ocurren bastantes veces al año:
1.- Intento atrapar fantasías que vuelan a poca altura de mi cabeza, pero me falta impulso y cuando lo consigo, muchas veces se me desdibuja la sonrisa.
2.- No estoy en ningún sitio y pertenezco a no se.
3.- El sí me da miedo y el no me oscurece.
4.- Tengo una espiral dentro del occipital derecho que arrastra con su giro al izquierdo.
5.- Me siento como una polilla: La luz de mi propio abismo me atrae y hace que me sumerja en él como una demente
6.- En el fondo soy una tia normal que adora el buen vino, los buenos colegas, las buenas juergas, los buenos libros, las buenas pelis, el buen sexo y las buenas relaciones y cuando esas cosas se hacen presente, los cinco punto anteriores me dejan un poco libre.

lunes, 19 de abril de 2010

Erzsebet Báthory

La Condesa vivía delante de su gran espejo sombrío, el famoso espejo que ella misma diseñó. Pasaba largas horas contemplándose. El espejo tenía unos salientes para apoyarse, evitando así la fatiga. En el corazón de su cuarto sólo ella; ella siempre inalcanzable y cuyas múltiples facetas no podía reunir en una sola mirada. Ella era una de esas criaturas que habitan los fríos espejos, como la madrastra de Blancanieves, personaje inspirado en nuestra bella vampira. Cabría preguntarse qué buscaba y porqué habitaba en uno de ellos. Creemos que, como todo aquel que se contampla, se buscaba a sí misma, pero no podía encontrarse ya que no lograba verse tal y como era. Como su pariente Drácula, rechazaba el paso del tiempo y la vejez. Pero las razones por las cuales Erzsebet no se reflejaba en el espejo son diferentes a las del personaje de Stocker. Drácula era un muerto-vivo. Un muerto no existe, por lo tanto no se refleja. La condesa Báthory era una mujer y por eso no fue vista. Ni su madre, ni su suegra ni su marido repararon en ella.
Había construído en el espejo su fría morada; se podría decir que era su prisión. Prisionera de su narcisismo de muerte, tenía Erzsebet en su mirada la soledad de la luna..
Mientras la salud de su marido comenzaba a declinar, ella se iba haciendo cada vez más fuerte y hermitaña. Había tenido amantes pero sin apasionarse por ninguno y aunque al cumplir los cuarenta seguía siendo muy bella, se agravó esa permanente obsesión de alejar la vejez. Con tal fin, sus sirvientas la proveían de brevajes y filtros mágicos. En 1604, teniedo 44 años, murió su marido y fue a partir de ese momento, que Darvulia, una hechicera muy vieja a la que llamaban "la bruja que venía del corazón del bosque", en el que volvía a hundirse ciertas noches para aullar a la luna, apareció en su vida y fascinó a Erzsebet, quien se entregó por completo a los frutos maduros de la locura.
En Csejthe, la Condesa y Darvulia tenían el campo abierto. esta provincia, enclavada en el corazón de los altos cárpatos, era una provincia alejada y retrasada y sus habitantes eran ignorantes y permanecían aterrados por las supersticiones de la montaña.
La antigua tierra de los dacios era aún pagana y su civilizacion llevaba dos siglos de retraso con el resto de Europa occidental. Reinaba la misteriosa diosa Mielliki, el dios Isten y el diablo Ordog, servido por sus brujas que habitaban los supersticiosos Cárpatos. Mientras, el vampiro, el dragón y el lobo, resistiendo a los exorcismos, lo hacían entre Rumanía y Hungría.
Siempre existieron muchas muertes debido a siniestros y aterradores victimarios. A menudo las muchachas desmejoraban y morían y, si al exhumarlas se comprobaba que el cadáver no estaba lo suficientemente descompuesto, era aconsejable atravesarles el corazón con una estaca antes de volver a enterrarlas.
Con habilidad, la hechicera suprimió ante su ama todo obstáculo exterior que ésta temiera no poder superar. Había descubierto en ella la desierta insensibilidad de la luna, vislumbrando una vulnerabilidad psíquica dispuesta para la siembra como un campo negro: Alejar para siempre la vejez, conservar el divino tesoro. Así que, al igual que Dorian Gray vendió su alma al diablo, ésta le vendió la suya a Darvulia quien la convenció de que gracias a la sangre, podría volverse invunerable, conservando así eternamente su belleza.
Jugando a la inmortalidad, la bruja le enseñaba a Erzsebet a creer que era posible triunfar sobre la vejez y vencer a la muerte. Fue así que la inició en los más crueles juegos: Le enseñó a ver morir y el significado de ver morir.

Sin título 3

Lo mejor de la masturbación son las caricias y los besos de después..

20

Soy adicta a las emociones y todos estamos en el mismo puto barco.
Qué manía con enterrarlas debajo de 20 colchones. Que la princesa del guisante es sólo un cuento!!
Es que hay veces que te llegas a sentir como un garbanzo en un potaje de vigilia

domingo, 18 de abril de 2010

La vida es sueño. Calderón de la barca

Hace muchos años que leí la Vida es Sueño y me quedé omnubilada cuando leí las estrofas que a continuación les voy a mostrar.

Exactamene igual que Buñuel no permitía a los personajes de su película "el ángel exterminador" dar un paso más allá del salón y se quedaban paralizados, yo no pude seguir leyendo hasta que no me restregé estas palabras y las entrelacé en mis intestinos.

Compartiré con Ustedes el gusto de leer esta maravilla...

Con cada vez que te veo
nueva admiración me das
y cuando te miro más
aún más mirarte deseo.
Ojos higrópicos creo que mis ojos deben ser
pues cuando es muerte el beber
beben más y desta suerte
viendo que el ver me da muerte
estoy muriendo por ver.
pero véate yo y muera que no se, rendido ya,
si el verte muerte me da
el no verte qué me diera

La Madonna de Edward Munch


Uno de mis cuadros preferidos es, sin duda, la madonna de Edwuard Munch, pintor expresionista noruego de finales del siglo XIX y principios del XX
Al mirar la imagen (aún no he tenido el gusto de contemplarla en la realidad), y perderme en sus formas y colores siento un amor infinito y una atracción a su tenebrismo femenino, con sus formas desdibujadas por el pesimismo y la soledad de la escena. Su cara esté demacrada y su cuerpo flaco y blanco sobre un fondo en tinieblas dejan una tonalidad final en la que se combina fragilidad y fuerza.
Yo te prefiero así bella dama, oscura y sensual.


Si título 2

Qué bueno es fluir.

Adoro los reencuentros...

De vuelta a todos los nombres

Tengo en mi vida una de esas personas con las que, por circunstancias hemos terminado entendiéndonos bastante bien, con la que nos aplicamos la denominada "confianza del desconocido" y con la que me siento muy cómoda hablando.
Pues bien, esta persona me ha ayudado a terminar de dar forma a una idea que me ronda por la cabeza y de la que ya he escrito aquí, pero que no he sido capaz de desarrollar; será que mi capacidad para explicar este tipo de sensaciones tan personales y abstractas está limitada...

Transcribo aquí lo que me ha escrito este fin de semana.

"Creo que lo de poner nombre a los sentimientos lo llaman por ahí "alfabertización emocional", habría que diferenciar entre emociones, sentimientos y relaciones interpersonales.
Aprender a nombrar las emociones es algo que enseña la inteligenica emocional y no está mal.
Pero otra cosa distinta es nombrar las relaciones interpersonales. Es por la seguridad psicológica por lo que necesitamos nombrarlas. Acotamos al nombrar y significamos desde nuestra conciencia, no desde la conciencia de la persona que escucha esa palabra.
Y de ahí las dudas y las inseguridades; lo hacemos para estar seguros y se convierte en palabras que mejor habría sido no escuchar. ¿A un amigo le tienes que decir que es tu amigo? ¿A alguien a quien amas tienes que recordárselo? Puede que al sujeto en cuestión no, pero para identificar la relación interpersonal con un tercero/a se hace uso del apelativo al que te referías.
Me gustaría que empezásemos a recurrir más a los sentimientos/emociones en vez de al apelativo cuando nombramos a las personas o cuando expresamos lo que nos provocan; los sentimientos que fluyen y nada más. Así sería todo mucho más bonito y no tan confuso, pero amiga, me temo que nuestra cultura ya aprendió del poder de las etiquetas y las usa, las usamos y las seguiremos usando.
"

Desde mi punto de vista, la conexión entre las orejas y el corazón debería tener menos filtros.
Yo personalmente seguiré intentándolo, que luego vienen los malentendidos y bastante tiempo he perdido ya en mi vida.
Que tengan un buen resto de año

sábado, 17 de abril de 2010

Yo no decidí encontrarte

Un día, no recuerdo muy bien cuando pese a que ha pasado muy poco tiempo, aunque puede ser un día cualquiera, me tropecé con tus playeras nike de bota alta y tu sonrisa perenne (de dudosa credibilidad en ciertos momentos, pese a tu insistencia en no borrarla de tu cara).
¿Lo que me has transmitido? déjame pensar... (Me concedo el atrevimiento de hablar sobre alguien a quien apenas conozco, aunque así será más divertido). Te movías sumida en una felicidad estática e introspectiva. Pero tus ojos gritaban otra cosa.
Parecía que te ahogabas en tu reducida escala cromática.
Resulta que decidí investigar y sin pretenderlo te sorprendí detrás del escenario jugueteando con una paleta de colores. Me gusta verte flirtear con el azul y el verde; eso sí, sobre fondo negro.
No puedo contar más porque aún estoy en el prólogo.
Esta historia me corrobora una vez más lo que desde hace años vengo experimentando: Nos relacionamos por códigos. Sólo hay que saber descifrarlos.

Y me gusta porque yo no decidí encontrarte

viernes, 16 de abril de 2010

Que nunca me falte el absurdo

Entre la mujer barbuda y el siamés en conserva, mi mente vaga a través del cine "exploitation". Gracias a él y a su metalenguaje necio, la sociedad borderline del siglo XXI se ha convertido para mí en un compendio de imágenes pastosas cargadas de sinsentido.
Y es precisamente el sinsentido lo que para mí tiene más sentido. Y dentro del sinsentido el absurdo. Y aún hay más. Pero hay que hablar poco y escuchar mucho, así que me convierto en una matrioshka y quien quiera que abra mi muñeca más grande a ver con lo que se encuentra...

Y siempre es así. Empiezo hablando de una cosa y termino hablando de otra sin llegar a nada en concreto, pero de alguna manera hay un hilo conductor...

No se qué sería de mí sin el absurdo. Una manera de evadirme del mundo.

¿Será que sólo yo entiendo estas cosas? ¿Alguien se quiere tomar una cerveza conmigo?

Todos los nombres

Exorcizar la felicidad poniendo nombres a los sentimientos. Qué mala manía esa.

¿Porqué tenemos esa necesidad? ¿No sería todo mucho más bello sin apelativos?
¿Porqué supeditamos las sensaciones a la seguridad que nos da una palabra tan densa y colosal como "amistad", "amor", "relación"?... Me refiero claro está, a los sentimientos más nobles.

Se que es inevitable que de nuestros labios salgan esos nombres, pero no me refiero a éstos en sí, sino a la distorsión que hacemos de los sentimientos representados por esas palabras.

Quizá ahora tenga la mente obstruida y no me explique con claridad, pero es así como lo siento.

Piénsenlo

CARRETERA PERDIDA

Me permito el deleite de expresar lo que para mí significa la película más especial que he visto, cómo la veo y qué es lo que me transmite:

La oscura nube que se cierne sobre la cabeza de Fred, devorado por los celos, le impulsa a matar a su esposa Reneé.
Las cintas de vídeo que cada mañana encuentra en su buzón y en las que aparecen imágenes de la escalera de acceso a su puerta, del interior de su casa, incluso del dormitorio en el que estas dos personas comparten algo más que respiración, le lleva a caer en el caos emocional y perpetrar una horrible matanza con la bella Arquette.
Condenado a la silla eléctrica, se le concede un último deseo antes de morir frito por la descarga, simbolizada ésta por el apagón de luces que aparece en varios momentos de la película.
Fred decide dejarse llevar por su fantasía e imagina que se convierte en un atractivo y jóven mecánico (Getti) que esconde un oscuro propósito: Seducir a la impresionante mujer de un conocido y peligroso mafioso y juntos llevar a cabo la delicada tarea de estafarle delante de sus narices de viejo zorro sin escrúpulos. Como no podía ser de otra manera, la redención de Fred se transfigura en la semejanza de su objeto de deseo con su mujer muerta y como tampoco podía ser de otra manera, esta mujer es rubia, una rubia peligrosa y aparentemente accesible, que sólo le abre sus piernas introduciéndose él cada vez más en el almizcle de su arriesgada fantasía.
De vez en cuando le vienen momentos de lucidez que le hacen recordar que la vida real es bien distinta. Es en este momento cuando entra en juego el misterioso y repugnante personaje de Robert Blake, tan grotesco como genial, quien lo mantiene con un pie dentro de la realidad.
Getty y su rubia inician una relación en la que el sexo como forma de expresarse termina siendo la perdición del jóven. Cada vez está más cerca la hora de la muerte. Esto se nota en el echo de que Gatty ya no puede sostener su existencia, se enamora de ella y ella se le escurre entre las manos. Aquí merece la pena recordar la que para mí es la mejor escena de la película: La escena en la que ambos hacen el amor sobre el polvoriento suelo de un extraño lugar frente a los faros encendidos del coche. Es de noche y de fondo suena Song for a siren de This mortal coil. Cuando están llegando a la extenuación, ella le habla al oído y le dice: "Nunca me tendrás".
Y ahí empieza el declive...
La sordidez del sexo más oscuro, la luz, la ausencia de ella. Todo se convierte en una espiral frenética que danza al compás de "I put a spell on you" de Marilyn Manson mientras se proyecta a una Patricia rubia y calculadora sometida a un sexo descarnado... Y finalmente la muerte.


Mmm. Que aproveche...

jueves, 15 de abril de 2010

Distorsión

Es curioso la habilidad que tenemos para adaptar la información exterior a nuestro estado anímico y después actuar en consecuencia...

El Dildo es el Alien

Pensar en el dildo es hacerlo inconscientemente en un objeto que hace de sustituto del pene para la penetración, mayormente vaginal. De hecho es así como se le ha concebido desde su aparición. Javier Sáez, sociólogo y traductor, especialista en historia de las ciencias, psicoanálisis y teoría queer, comenta en su libro "Teoría queer y psicoanálisis" una breve introducción a la visión que tiene Beatriz Preciado del dildo en su Manifiesto contra-sexual. Ésta reflexiona sobre la sexualidad a partir de un objeto de plástico que acompaña la vida sexual de algunas lesbianas y algunos gays queer y de algunas parejas heterosexuales. Es tecnología sexual. Plasticidad sexual del cuerpo.
No pretendo hacer una tratado sobre el dildo, ya que para ello tenemos el Manifiesto contra-sexual, pero me gustaría comentar, a modo de introducción y de curiosidad, la interesante investigación llevada a cabo por Preciado sobre los tres antecedentes tecnológicos y políticos del dildo, desde el Siglo XVII hasta el XX, mostrando que éste no está emparentado con le pene, sino con la mano masturbadora que se empieza a reprimir a partir del siglo XVII. Así mismo, me he permitido la osadía de realizar una opinión personal sobre el tema.
Los tres antecedentes son:
1.- En siglo XVII, un médico Suizo llamado Tissot, concibió el cuerpo como un circuito cerrado de energía que no debía desaprovecharse en tareas ajenas al trabajo reproductivo, por lo que éste identificaba la mano como el agente encargado de provocar cortocircuitos en la energía sexual; para evitarlo, diseñó una serie de guantes y manoplas que evitaban el contacto de la mano con la piel
2.- En la época victoriana y coincidiendo con el descubrimiento de la electricidad, apareció el primer vibrador con un uso exclusivamente médico: Las mujeres que tenían fantasías sexuales, que se mojaban más de la cuenta (habrá que ver cuál era el límite en aquella época), que estaban calientes, se las tachaba de histéricas y entonces para relajarlas se acudía a la maravillosa acción del masaje del vibrador sobre el clítoris de estas descarriadas criaturas hasta que se corrían (claro) llegando al culmen de esa crisis histérica y entonces, como si echasen fuera el diablo, se relajaban y fin del mal. Por cierto que según las teorías sexuales de la época, el orgasmo no provenía del interior de la enferma, sino más bien de la adaptación del cuerpo y de la máquina, es decir, la máquina tenía el orgasmo. Algo muy normal que las máquinas se corran... Pero lo más cachondo del tema es que dicha crisis estaba asociada a una reacción frígida del coito heterosexual, por lo que no se les ocurrió otra cosa que relacionarlo con un lesbianismo soterrado y para rematarlo, un lumbreras llamado Robert Taylor escribió en el año 1905 que esta histeria de la que os hablo NUNCA debía tratarse con un dildo o "sustituto del pene" ya que su utilización podría "causar lesbianismo" (cara de póker).
3.- Tras la primera Guerra Mundial, aparecieron multitud de prótesis corporales como consecuencia de la amputación de los diferentes miembros de los soldados. Es curioso que en este caso fuera la reconstrucción de la mano y no la del pene la que resultase central para la reconstrucción de la masculinidad. En este caso se puede decir que el dildo-vibrador ha evolucionado como una prótesis compleja de la mano lesbiana, más que como una imitación del pene.
El placer sexual de la mujer se ha concebido la mayor parte de las veces en nuestra cultura falócrata a través de una polla; es por tanto comprensible que a falta de un hombre de carne y hueso las mujeres a lo largo de la historia terminasen contentándose con el uso del pene representado por medio del dildo. Siguiendo el trabajo de Beatriz Preciado, nos encontramos con que éste se ha interpretado como el poso más lamentable del modelo falocéntrico y patriarcal en la sexualidad lésbica y que incluso en el heterocentrismo tradicional se ha llegado a sentenciar que la utilización del dildo entre lesbianas es la prueba de que follar sin una polla no se considera verdaderamente follar... Personalmente me parce terrorífico que alguien que suelte esta perla se quede tan tranquil@.
El dildo ni es falo ni lo representa y mucho menos es pene ni lo representa. No es masculino ni femenino, ni homosexual ni hetero; el dildo es utilizado como una prolongación vibrante del cuerpo, alejándose del modo normativo del pene y asociándose al Gran Poder de la mano que vibra, sobre todo en el contexto de la mujer lesbiana.
¿Y qué pasa con el llamado consolador? realmente consuela en el sentido de la mujer (o menormente del hombre) que no folla o mejor dicho, no está bien follad@? ¿Qué opinas tú? Por supuesto que hay veces que nos ponemos calientes y queremos echar un polvo y justo en ese momento no hay nadie allí mismo. Pero de ahí a llamarlo consolador (su sentido se basa en la soledad del momento sexual, en sentido negativo) hay una diferencia etimológica y emocional. No se, es gustoso follarte a ti misma con el dildo o el vibrador.
A lo largo de los últimos años del siglo XX y sobre todo principios del XXI, la forma del dildo y por lo tanto también su concepto, ha cambiado. En las tiendas de artículos y juguetes eróticos, cada vez es más difícil encontrar "amputaciones" de pollas expuestas en las vitrinas. El dildo ha desbancado al pene. Las chicas y los chicos, cuando hacemos el amor con dildos, damos o recibimos placer entre otras maneras mediante el uso de formas antes imposibles de concebir fuera del formato falo. La no-forma del dildo abre las puertas de un mundo sexual sin límites anatómicos. Me pongo el arnés y te follo con un cuerpo de Alien; sus ojos alargados entran y salen de tu coño mojado, incluso su cabeza ovalada acaricia tu clítoris; me meto en la boca la cabeza de un delfín y acaricio con mi lengua su aleta dorsal y luego comienzas a meter su morro vibrante dentro de mí.
Pensadlo.

La osadía

Prometeo robó el fuego divino del Olimpo y se lo regaló a los mortales, para que no sufrieran las consecuencias de la ira de Zeus y pudieran sobrevivir en un mundo frío y harto peligroso.
Como castigo, el dios supremo envió a los hombre a la primera mujer, Pandora, quien trajo el sufrimiento a la humanidad por abrir la tapa del cofre que contenía todos los males, quedando sólo dentro la Esperanza y a Prometeo lo ató a una roca cerca del Cáucaso, condenado a sufrir la tortura de que cada noche, un águila devoraba su hígado, el cual le volvía a crecer al día siguiente por su condición de inmortal

El olor

Recordando a la gente por su olor, me viene a la memoria el aroma de tu pelo y el perfume de tu cuello, justo antes de llegar a la mandíbula. Y mi boca comienza a ensalibar involuntariamente; Me entra hambre y nostalgia y mi sexo enmudece por no poder sentir que sudas a mi lado

El color del sexo

El color del sexo puede ser cálido o adquirir un tono cianótico; todo depende de lo que pesen los roles y las etiquetas dentro de tu cerebro

Breve encuentro

Quiero convertirme en un poeta del siglo XIX y beber absenta hasta gastar el último aliento de romanticismo, desmigándolo. Mirarlo a la cara, reírnos juntos y volver a recolocarlo dentro, en mitad del esternón

miércoles, 14 de abril de 2010

El miedo a la luz

La oscuridad me invade y dejo de escuchar y de pensar y no me queda más remedio que convertirme en un animal con vista nocturna que guarda su comida en la madriguera para no morir de hambre cuando sale el sol

Sin título

La diosa ya no se fía de ningún mortal. Prefiere ocultar sus miedos entre las sombras de los árboles que protegen su mundo. Puede ser dura y cruel, no importándole asaetar a quien ose herirla, pero ya no concibe la vida lanzando flechas, sino sintiéndose libre.
El amor le asusta y le da fuerzas y duda entre rendirse a sus pies o apartarlo de su vida

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